Carolina Barrero: “Mi compromiso es con la verdad y la justicia”

Un fragmento de sus palabras durante la entrega al diplomático holandés Bastiaan Engelhard del Premio a la Diplomacia Comprometida con los Derechos Humanos en Cuba fue compartido por redes sociales como si la activista estuviera “lavándole la cara al Socialismo y a la Izquierda”.

Carolina Barrero y la embajadora neerlandesa para los Derechos Humanos, Bahia Tahzib-Lie © cadal.org
Carolina Barrero y la embajadora neerlandesa para los Derechos Humanos, Bahia Tahzib-Lie Foto © cadal.org

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Este artículo es de hace 1 año

La activista cubana Carolina Barrero reivindicó el sentido de sus palabras durante una reciente intervención en un acto público, las cuales fueron motivo de críticas por parte de actores de la sociedad civil independiente que las tildaron de tendenciosas y de “izquierdas”

“Mi compromiso es con la verdad y la justicia”, expresó la joven intelectual en una publicación de sus redes sociales en las que este domingo, día de San Vicente mártir, quiso dejar claro a quienes la juzgan lo mismo que el santo a Daciano: “Hay dentro de mí un ser libre y sereno que nadie puede violar”.


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Captura de pantalla Facebook / Carolina Barrero

Un fragmento de sus palabras durante la entrega al diplomático holandés Bastiaan Engelhard del Premio a la Diplomacia Comprometida con los Derechos Humanos en Cuba –que entrega el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cadal)- fue compartido por redes sociales como si la activista estuviera “lavándole la cara al Socialismo y a la Izquierda”.

En un segmento de apenas minuto y medio, Barrero se refirió a la presencia de jóvenes de izquierda entre quienes protestan hoy en Cuba y han manifestado su oposición al régimen desde corrientes heterogéneas, ya fuera el Movimiento San Isidro, el 27N, el feminismo o los activistas por el bienestar animal.

“No he dicho que todos los manifestantes del 11J sean de izquierdas como se está queriendo mal interpretar por ahí, porque, para empezar, no creo que las protestas en Cuba hayan estado ideologizadas más allá del rechazo colectivo al Partido Comunista”, dijo la activista en respuesta a quienes le acusan de haber patrimonializado para la izquierda la oposición a la dictadura.

El rechazo al totalitarismo y al orden de cosas impuesto mediante la violencia por la cúpula del régimen es “una realidad” que abarca todo el espectro de ideas que circulan por la sociedad civil cubana y que da cuenta de “la pluralidad de la oposición a la dictadura”, algo que enriquece el diálogo social y extiende el proceso de cambio de forma inclusiva.

“Saber que en Cuba hay jóvenes de izquierda que se oponen a la dictadura no solo es verdad, sino que es una verdad que deja sin argumentos al socialismo recalcitrante y cómplice. Una realidad a la que la dictadura teme porque la expone de una manera en la que ya no se puede escudar”, sostuvo Barrero.

Obviar esa realidad es no haber captado el amplio espectro de disenso que fermenta hoy en la sociedad cubana, una “verdad” más fecunda que las estériles o extemporáneas discusiones de tópicos ideológicos, con acusaciones y reproches a izquierda y derecha, en vez de hallazgos de terrenos comunes donde construir un Estado de Derecho y una democracia que respeten las reglas del juego y la libertad.

La “naturaleza del ciclo de protestas contra el 349, la savia marginal y negra del Movimiento San Isidro, la naturaleza plural del 27N, la fuerza de la resistencia feminista, anarquista, animalista” ha formado parte de la oposición a la dictadura, “como también lo ha sido José Daniel Ferrer y la UNPACU, Berta Soler y las Damas de Blanco, Felix Navarro y el Partido Pedro Luis Boitiel o Boris González Arenas, por solo mencionar algunos”.

Barrero es consciente de que los ataques que recibe desde la izquierda y la derecha, son “consecuencia de tener un discurso que no milita en bandos sino que se opone a que sea un bando quien controle y subyugue con una ideología a los demás, tenga el color que tenga”.

Esa crítica constante, en ocasiones con tonos lapidarios, le hizo recordar un episodio de su vida en prisión domiciliaria en La Habana. Sucedió a finales de agosto de 2021, cuando el agente de la Seguridad del Estado a su cargo le propuso retirarle el cerco policial a cambio de que dijera “que me comprometía a estar tranquila”.

“A él le dije lo mismo que pienso ahora: mi compromiso es con la verdad y la justicia, punto”, zanjó la joven activista, sabedora de que la honestidad intelectual es un camino tormentoso en política, pero al que no está dispuesto a renunciar, como sucediera con el mártir que este domingo recuerdan los católicos y que guardó el Santo Grial, aquel que dijera a sus torturadores: “Hay dentro de mí Otro a quien nada ni nadie pueden dañar; hay un Ser sereno y libre, íntegro y exento de dolor”.

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Iván León

Licenciado en periodismo. Máster en Diplomacia y RR.II. por la Escuela Diplomática de Madrid. Máster en RR.II. e Integración Europea por la UAB.


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