El Pentágono dio a conocer un video en el que se ve un avión ruso arrojando combustible sobre un dron de vigilancia de la Fuerza Aérea de Estados Unidos.
El hecho ocurrió el martes pasado en el espacio aéreo internacional sobre el Mar Negro, y fue calificado como una "violación descarada del derecho internacional" por el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.
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Estados Unidos asegura que un Su-27 ruso se acercó a la parte trasera del dron MQ-9 y empezó a soltar combustible a medida que pasaba, supuestamente para cegar sus instrumentos ópticos. En una segunda aproximación, ese avión u otro golpeó la hélice del dron y le dañó una pala.
Como resultado, el ejército estadounidense derribó el vehículo aéreo no tripulado de 32 millones de dólares, y lo abandonó en el mar.
Por su parte, Rusia insistió en que sus aviones de combate no atacaron al dron MQ-9 Reaper, y aseguró que este se estrelló contra el agua tras hacer una maniobra brusca, luego de un encuentro con aviones rusos que lo interceptaron cerca de Crimea.
El presidente Joe Biden fue informado del incidente, que se suma a las tensiones entre Rusia y Estados Unidos por la invasión de Moscú a Ucrania.
El vocero del Departamento de Estado reveló que Estados Unidos convocó al embajador ruso para presentar una protesta y que la embajadora de Estados Unidos en Rusia, Lynne Tracy, hizo las mismas gestiones en Moscú.
Según el portavoz de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Kirby, funcionarios del Departamento de Estado hablarían directamente con sus homólogos rusos y "expresarían nuestra preocupación por esta intercepción insegura y poco profesional".
Este jueves, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo a la prensa que la decisión de intentar recuperar los restos del dron depende de los militares. "Si consideran necesario hacerlo en el Mar Negro en beneficio de nuestros intereses y nuestra seguridad, lo harán", dijo, citado por AP.
Funcionarios estadounidenses están seguros de que en el dron, que se estrelló en aguas de 4,000 a 5,000 pies (1,200 a 1,500 metros) de profundidad, no queda nada de valor militar, incluso si Rusia recupera sus restos.
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