Ante el riesgo de gripe aviar en Cuba, las autoridades medioambientales mantienen la vigilancia en Salinas de Brito, un paraje natural de gran biodiversidad que constituye un importante corredor migratorio de aves.
Situado en la Ciénaga de Zapata, de unos 2,000 kilómetros de extensión, el sitio ofrece refugio a diferentes especies de aves migratorias que vienen del norte huyendo del frío y permanecen en el lugar varios meses.
Pablo Bouza Rodríguez, director de la Empresa para la Conservación de la Ciénaga, declaró a la Agencia Cubana de Noticias que los trabajadores recibieron capacitación sobre la gripe aviar y colaboran con el Instituto de Medicina Veterinaria para detectar cualquier caso.
"A modo de centinelas utilizamos dos grupos de gallinas de las llamadas semirrústicas, introducidas en Salinas de Brito y la localidad de Playa Larga para estar en contacto con la avifauna silvestre, y les realizamos análisis de sangre cada mes", explicó.
Rodríguez señaló que ante cualquier escenario, se activaría el puesto de mando de medicina veterinaria en la región, para poner en práctica un plan de contención de la enfermedad.
Guías de ecoturismo, veterinarios y conservacionistas se mantienen alertas luego de que en febrero pasado el Centro Nacional de Sanidad Animal (CENASA) confirmara la presencia de influenza aviar en aves silvestres del Parque Zoológico de La Habana.
El experto recordó que en las salinas de Matanzas hay aves de unas 150 especies, alguna con concentraciones muy grandes como los pelícanos blancos y grises y los flamencos.
"Todas las visitas en este sitio son guiadas (...), esto es fundamental para velar por el bienestar de la flora y la fauna, y mantener la concepción del ecoturismo como un subproducto de la conservación", subrayó.
El régimen cubano aseguró a comienzos de mes que tiene bajo control un foco de gripe aviar detectado en el Zoológico, donde se establecieron medidas de cuarentena para evitar su diseminación en aves de traspatio y granjas comerciales.
El CENASA aseguró que cuando se confirmaron los primeros casos en la instalación, se aplicaron "estrictos controles de seguridad" destinados a evitar contagios de animales a humanos.
En provincias como Guantánamo, se adoptaron medidas para evitar la penetración de la influenza aviar, y se pidió a los criadores estales y privados comunicar de inmediato al servicio veterinario oficial cualquier muerte de aves de crianza o salvajes.
Por otra parte, en Las Tunas, se colocaron mallas antipájaros en las unidades de la Agricultura, se ordenó vigilar la masa avícola, así como monitorear y controlar las aves migratorias que pasan por el territorio mediante exámenes a las aves centinelas que se sitúan en ríos y presas donde las bandadas se detienen a beber agua.
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