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El capuchino para los cubanos es un postre de ciencia ficción. Tienes que hacer un salto al pasado para recordar su sabor en boca y en el momento que lo logras, quedas atrapado en un bucle de tiempo intentando entender cómo una receta tan sencilla y rica está obligada a desaparecer en la isla.
En otras palabras, hay que tener muchos huevos para comer capuchinos en Cuba. La receta lleva al menos 10, de los cuales usas sobre todo las yemas, por eso tienen el color amarillo tan lindo y apetitoso que los caracteriza.
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Lo otro que llevan los capuchinos cubanos, en gran cantidad, es azúcar. Tal como están las cosas con este ingrediente, que lleva meses sin llegar la cuota completa por la libreta de abastecimiento... ¿Quién le dice a una madre cubana que dedique una libra del preciado polvo para hacer almíbar? Nadie.
Pasan los días y los niños crecen sin comer capuchinos, ni probar otras tantas cosas necesarias en sus dietas. Pasa el tiempo y los sabores se olvidan, como se olvidan también los sentimientos de goce que las viejas recetas aportan.
A priori parece algo sin importancia ante tantas carencias que hay en Cuba. Sin embargo, nuestros buenos recuerdos de la infancia se nutren de esos detalles, sabores y vivencias. Las memorias gratas son las que dan vida al imaginario popular de un país querido, pero lo dulce es algo que los cubanos cada vez experimentan menos.
¿Por qué se llama capuchino este dulce cubano?
Hay varias versiones sobre el origen del nombre. La primera es que al hornear la masa en los cucuruchos, se crea una capucha tostada, que con el paso del tiempo terminó por convertirlo en el dulce capuchino.
La segunda está relacionada con los monjes capuchinos, cuyo color en las vestimentas es justamente de tono marrón claro. En este caso el nombre viene por el color carmelita en la "cabeza" del dulce. En ninguno de los dos casos se relaciona con el café capuchino, aunque este postre acompaña muy bien un buen café.
Hay una curiosidad en esta receta. Se puede hornear en diferentes formatos y cada uno de ellos lleva un nombre distinto. Los redondos, hechos en moldes de magdalenas, se conocen como cabezotes. Los que tienen forma de cono son capuchinos y los que se hacen en forma de panetela, se llaman "cake de capuchino".
¿Dónde probar los capuchinos en Cuba?
Las dulcerías cubanas vendían diversos postres en almíbar, pero con el paso del tiempo fueron desapareciendo del mercado, sobre todo los capuchinos. Desde hace años es raro encontrarlos a la venta en una dulcería estatal, solo lo producen dulceros particulares o negocios privados.
En medio de la actual crisis económica en Cuba, donde un huevo puede costar 100 pesos, es irracional pensar que alguien pueda hacer habitualmente en su casa la receta de capuchino. Aún así, algunas personas se esfuerzan por mantener la tradición y elaboran esa masa, de vez en cuando, sobre todo para hacer cake de cumpleaños.
CiberCuba tiene lectores en todas partes del mundo, pero no en todas partes del mundo hay dulcerías que vendan los capuchinos cubanos, por eso compartimos aquí nuestra receta para quienes puedan rememorar este sabor y mantener viva la pasión por los dulces de Cuba.
Receta de Capuchino para 20 raciones
Los ingredientes para la masa de los capuchinos serán: 10 yemas de huevos, una clara de huevo, dos cucharadas de azúcar blanca y tres cucharaditas de maicena.
Luego debes elaborar el almíbar y para ello necesitarás: tres tazas de azúcar blanca, una y media tazas de agua, una cucharadita de jugo limón, una rama de canela. Ponlo todo al fuego para hervir por 3 minutos. Al final añade una cucharadita de vainilla. Déjalo enfriar para bañar con ese almíbar los capuchinos.
Precalienta el horno a 375°F (190ºC) y prepara los cucuruchos de papel preferentemente encerado, que debes colocar en los huecos de un molde para capuchinos.
Si no tiene molde algunas personas los acomodan en posición vertical en la parrilla del horno. Otros han creado sus propios moldes, como en el blog My Cuban Traumas, pero recuerda que también se puede usar esta masa en capacillos de magdalenas o bandejas para panetela.
Para preparar la masa bata las yemas, la clara y el azúcar durante 15 minutos hasta que esté bien espeso. Añada poco a poco la maicena cernida, envolviendo suavemente la mezcla. Viértala en una manga con boquilla mediana y llene hasta 2/3 de cada cucurucho.
Luego póngalos al horno caliente por 15 minutos o hasta que estén dorados en la parte superior. Una vez estén listos déjelos enfriar, retire el papel y báñelos con almíbar.
Llévelos al refrigerador y vigile los capuchinos, recuerde que es un dulce de ciencia ficción... ¡A veces vuelan!
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