La activista cubana Yamilka Lafita, conocida en redes como Lara Crofs, denunció el acoso de la Seguridad del Estado este lunes, al punto que no le han permitido salir de su domicilio.
En un claro uso de la ironía, la activista dijo en la red social Facebook, con foto incluida del represor enviado por el régimen cubano a hostigarla, que no la dejaban salir de su casa. “Tráiganle agua y una sombrilla que se les muere de la insolación. Y yo no tengo pensado salir hoy. Ridículos”, enfatizó la denunciante.
Igualmente pidió, a manera de broma, que lo dejaran ahí plantado “hasta por la noche para que me bote la basura y esos detalles”.
Crofs, que ha sido una de las principales promotoras de la ayuda a la niña Amanda, que ya se encuentra en España para someterse a la operación de trasplante de hígado, la cual esperaba desde hace un año, hace unos días hizo una video en vivo en donde aclaró algunas cuestiones en las que estuvo involucrada la última semana.
Su primera referencia fue hacia la detención que sufrió el activista cubano Alberto Turís Betancourt Pérez, identificado en Facebook como Generosidad Cristiano Jerusalén, quien estuvo desaparecido por dos días.
Crofs aseguró que la Seguridad del Estado fue la culpable de su detención, en una maniobra que calificó “de terror, de espanto”.
“Lo citaron para Dragones, y cuando llegó al lobby de la estación de policías había un agente de la Seguridad del Estado esperándolo, el cual lo puso contra la pared, lo esposó, lo montó en una patrulla y se lo llevó hasta una estación de policías en Marianao”, reveló.
La activista expresó que Betancourt Pérez estuvo esposado entre cuatro y cinco horas aproximadamente porque el oficial que lo había detenido se había llevado las llaves de las esposas y tuvieron que esperar a que regresara.
Sus palabras fueron grabadas –aclaró-, además de que le quitaron el teléfono celular y le desactivaron su tarjeta SIM.
En ese sentido, aseguró que todas esas acciones son enfocadas en ella, puesto que están citando y “desapareciendo” a personas cercanas a su círculo de amistad.
“Ustedes quieren hablar conmigo, hablemos, pero no usen a las personas. Si el problema de ustedes es conmigo, porque yo con ustedes no tengo ningún problema, ni nada que hablar, llámenme a mí”, planteó la joven a la Seguridad del Estado.
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