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La Unión Cuba-Petróleo (CUPET) anunció a sus clientes la reanudación de las ventas racionadas de gas licuado gracias a la llegada de un cargamento de este combustible a puertos de Santiago de Cuba y La Habana.
“Se irá restableciendo el servicio de venta en las provincias occidentales y orientales y posteriormente en la región central. Se mantendrá la venta a la población en horarios extendidos hasta que se estabilice la distribución”, señaló la empresa estatal en un comunicado.
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La distribución y venta de este producto -altamente demandado en los hogares cubanos con cocina de gas- estaba paralizada. En muchos hogares cubanos sin cocinas eléctricas (también afectadas por los apagones), los escasos alimentos a los que tiene acceso la población se han empezado a cocinar con leña o carbón.
A finales de mayo, autoridades de Santiago de Cuba anunciaron la venta de carbón a la población "como alternativa ante el déficit electroenergético y la situación del combustible" en el país.
En su nota informativa de este viernes, CUPET ofreció “disculpas ante las molestias ocasionadas”, pero no detalló el alcance de las mismas. Tampoco ofreció datos sobre los hogares cubanos que esperaban la venta de gas licuado, ni el lapso de tiempo que pasaron sin el suministro de combustible.
A pesar de esta opacidad, la empresa estatal socialista se comprometió a “mantener informada a la población respecto al programa de distribución diario y otros asuntos de interés a través de los canales de Telegram de cada territorio”.
Transcurrida la primera mitad de mayo, la Empresa CUPET de Matanzas informó a sus clientes que no contaban con gas licuado disponible para la venta a la población.
En una escueta nota publicada a través del perfil en Facebook del gobierno provincial del Poder Popular en Matanzas, los pobladores de esa provincia fueron informados oficialmente de la falta del combustible, aunque -al parecer- la carencia la venían viviendo desde antes de la notificación, motivo por el cual muchos de los matanceros contestaron indignados al comunicado oficial.
“Es que eso ya lo sabemos. Desde el día 6 me corresponde el gas, y sabe Dios cuándo me lo vendan. No hay corriente para cocinar los alimentos para niños, ancianos y familias en general, ¿con qué cocinamos? Porque ni leña hay. ¿Cuándo recibiremos una noticia alentadora para este pueblo que sufre por doquier?”, dijo una matancera.
A comienzos de 2024, el régimen cubano incrementó el precio del gas licuado en un 20 por ciento. Los clientes que antes pagaban 180 CUP por la balita, empezaron a pagar 225 pesos cubanos por 20 libras de gas licuado a partir del 1 de marzo.
Previo a la entrada en vigor del “ordenamiento económico” en Cuba, en enero de 2021, CUPET anunció que subiría el precio del gas licuado de 110 a 213 pesos.
Sin embargo, en marzo de 2021, el conocido como “zar de las reformas”, Marino Murillo Jorge, admitía que el descontento de la población con la medida que obligó a rectificar al gobierno de Miguel Díaz-Canel, y a fijar el precio de la balita de gas en 180 pesos cubanos.
Sin haber subido los salarios, con la inflación disparada y con la moneda cubana mucho más devaluada que hace tres años, el mismo gobierno decide ahora volver a subir el precio del gas licuado. Y lo sitúa, no en los 213 CUP de sus cálculos de 2021, sino en 225 pesos cubanos.
“El gas licuado es otro de los productos que sube el precio”, reconocía en la Mesa Redonda el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy. “Esto es una manera muy eficiente de cocción, que ahorra combustible en la electricidad, pero el GLP [gas licuado] en Cuba es totalmente importado”.
Según el ministro, el gas licuado era una fuente de energía con precios subsidiados en Cuba. El incremento del 20% de su precio (45 CUP) no buscaba otra cosa que "corregir una distorsión": a saber, eliminar un subsidio indebido que el Estado no puede seguir manteniendo por las dificultades financieras que implica “el bloqueo”.
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