En Cuba, la pobreza y la falta de recursos están empujando a muchas familias con niños enfermos a situaciones desesperadas.
El periodista José Luis Tan Estrada llamó la atención sobre el caso de Anthony, un niño de 13 años que sufre de una tumoración nasofaríngea en etapa 4, con extensión a rostro, cráneo, cervical y vascularización al 80 por ciento. Sin embargo, a pesar de su condición, diseña pulseras para vender y ayudar a su mamá.
A través de una publicación en Facebook explica que esta condición lo limita significativamente en la realización de muchas actividades normales para su edad; y el niño ha logrado encontrar en la elaboración de las pulseras una terapia.
"A pesar de los desafíos que enfrenta, conversar con Anthony es una inyección de energía. Su carisma y ganas de luchar superan cualquier obstáculo que la vida le ponga. Con una admirable determinación, Anthony ha comenzado un pequeño emprendimiento de "venta de pulseras", confeccionadas manualmente por él mismo. Este esfuerzo no solo tiene el objetivo de ayudar económicamente a su madre, sino que también le sirve como terapia para su enfermedad", señala Tan Estrada.
Dice que las pulseras que Anthony crea son un testimonio de su espíritu indomable.
El joven reportero, que vive bajo acoso de la Seguridad del Estado, llama a los camagüeyanos a apoyar a Anthony en su pequeño negocio, y afirma que cada una de estas pulseras "es un recordatorio de la tremenda bendición que supone vivir con salud".
Para aquellos que deseen apoyar a Anthony y su familia, pueden encontrarlo en su casa ubicada en Calle Dolores Betancourt 294-altos, entre León y Coronel Bringas. Adquirir una de sus pulseras no solo brinda un apoyo económico crucial para su tratamiento, sino que también es una forma de unirse a su lucha y esperanza, indica su publicación.
Sin embargo, el caso del pequeño evidencia la dura realidad que enfrentan muchas familias cubanas, donde la falta de apoyo gubernamental y los limitados recursos médicos obligan a los niños enfermos a trabajar para sobrevivir.
Recientemente trascendió el caso de otro niño cubano de 13 años, residente en la provincia de Holguín, que vende pasteles en calles de esa ciudad para poder sobrevivir a la crisis económica que vive el país.
También dos niños cubano fue captados vendiendo dulces para ganarse la vida en La Habana, una escena que se está volviendo familiar en Cuba, donde el régimen históricamente ha presumido de haber erradicado el trabajo infantil.
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