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El piloto militar del régimen cubano, Luis Raúl González-Pardo Rodríguez, supuestamente involucrado en el derribo de dos avionetas de Hermanos al Rescate, estaría residiendo en Estados Unidos gracias al parole humanitario implementado por la administración del presidente Joe Biden.
Una fuente cercana al exmilitar, quien pidió mantener el anonimato, confirmó al youtuber cubano Darwin Santana que González-Pardo llevaba aproximadamente dos meses en Estados Unidos. Medios de Florida se hicieron eco de la directa del influencer a través de su canal El mundo de Darwin.
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Retirado con grados de coronel, González-Pardo formó parte de la Defensa Anti Aérea y Fuerza Aérea Revolucionaria (DAAFAR) y participó en el derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate en 1996, un hecho en el que perdieron la vida los pilotos estadounidenses de origen cubano, Mario Manuel de la Peña (24 años), Armando Alejandre (45), Carlos Costa (29) y el residente cubano Pablo Morales (29).
La presunta llegada a Estados Unidos como beneficiario del programa del parole humanitario de uno de los involucrados en aquel crimen tiene lugar justo en un momento en el que el exilio cubano en ese país y congresistas cubanoamericanos han alertado del creciente número de represores y dirigentes del régimen cubano que están llegando o residen en territorio estadounidense.
El coronel retirado González-Pardo estaría residiendo en Jacksonville, Florida, donde también vive su hija. Según Martí Noticias, su esposa aún permanece en Cuba a la espera de su visa para reunirse con él.
Conocido por el sobrenombre "El Bemba" en círculos militares, González-Pardo habría participado en la operación de derribo de las avionetas de la organización del exilio cubano.
Aunque no habría sido el responsable directo de los disparos de misiles que abatieron a las dos avionetas el 24 de febrero de 1996, el piloto habría despegado ese día y perseguido a la tercera aeronave, pilotada por el líder de la organización José Basulto y Arnaldo Iglesias, y en la que también iba la líder de la organización M.A.R, Silvia Iriondo y su esposo Andrés, quienes lograron escapar.
Acorde al citado medio, González-Pardo fue uno de los pilotos del MiG-29A 911 que persiguió a la avioneta de Basulto junto al otro piloto del régimen cubano, Raúl Simanca Cárdenas. Así lo señaló Luis Domínguez, de la Fundación de Derechos Humanos Cubano.
Publicaciones en redes sociales pondrían en evidencia su fidelidad al régimen del ex militar, aun después de su presunta residencia en Estados Unidos. Tras su retiro, González-Pardo ocupó importantes cargos en la aviación civil cubana, incluyendo el puesto de segundo jefe de la Terminal 4 del Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana, también conocida como la Terminal de Carga Internacional, operada en colaboración entre empresas cubanas y españolas.
La revelación del caso de González-Pardo fue confirmada por el conocido piloto cubano exiliado, Orestes Lorenzo Pérez, antiguo miembro de las Fuerzas Armadas cubanas que en 1992 viajó clandestinamente a Cuba a rescatar a su mujer y sus hijos, hazaña que fue bautizada como “vuelo del amor”.
“Pardo lleva varios meses viviendo en Estados Unidos. Hemos hablado por teléfono unas pocas veces, y no he podido verlo aunque lo he intentado”, reconoció el famoso exiliado y desertor cubano. Sin embargo, en una extensa publicación en Facebook cargó contra la falta de objetividad de la fuente original de la noticia, concedió el beneficio de la duda a González-Pardo y negó que este -al que considera “un amigo” desde los tiempos de sus estudios en la antiguo Unión Soviética- estuviese involucrado en el crimen cometido contra víctimas civiles.
“No soy, me niego a ser como la banda criminal que gobierna a Cuba quisiera que fuéramos todos los cubanos. La amistad ante todo conlleva lealtad. Y un amigo será siempre mi amigo hasta el momento en que se demuestre no es el hombre o mujer que yo le acreditaba ser. Pardo no asesinó a nadie, como infamemente le acusa este señor en un medio público. Y ante mí gozará siempre del beneficio de la duda hasta que se pruebe lo contrario”, aseveró Lorenzo Pérez en su publicación.
A pesar de esa profesión de fe en la amistad, Lorenzo Pérez relató una anécdota llamativa sobre González-Pardo, quien había estado en anteriores ocasiones de visita en Estados Unidos y se había visto con el exiliado.
“Le comenté a Pardo que yo no descansaría hasta ver a los hermanos Pérez ante un tribunal para responder por el asesinato de los pilotos de Hermanos al Rescate. Entonces Pardo me respondió que no estaba de acuerdo conmigo porque ellos sólo cumplían órdenes. Su respuesta me desconcertó porque no esperaba un juicio tan frío de él. Sólo le dije que el deber de un militar es defender al país de un agresor externo y armado, no de aviones desarmados que volaban en aguas internacionales. Que había sido un crimen político y calculado que un militar de honor jamás aceptaría cometer, vinieran las órdenes de donde vinieran”, contó.
Según Lorenzo Pérez, “ese intercambio no terminó nuestra amistad, pero definitivamente marcó un antes y un después. De la seguridad que yo tenía en su integridad, le concedí en lo adelante solamente el beneficio de la duda que merece toda persona que no se pruebe culpable”.
“Hace mucho tiempo que tengo el propósito de discutir con él los detalles de lo ocurrido aquel día, mirarle a los ojos y leer la sinceridad o falta de ésta en lo que me dice. Si bien la intención o disposición a un crimen que no llega a cometerse no se puede castigar ante la ley escrita, si lo es ante la ley moral que sustenta la amistad. De esa conversación con Pardo que no ha podido realizarse dependerá nuestra amistad futura. Es una cuestión entre él y yo”, añadió.
Acorde al medio independiente Periódico Cubano, tres hermanas de González-Pardo ya residen en Estados Unidos, dos de las cuales trabajaron en el Ministerio de las Fuerzas Armadas de Cuba (MINFAR).
El coronel retirado también participó en misiones militares en África y América Latina y fue condecorado por el propio dictador Fidel Castro después de una misión en la que salvó un MiG-29, desobedeciendo órdenes de eyectarse del avión, lo que le valió heridas considerables.
González-Pardo ahora vive en Estados Unidos, donde, según informes, ya habría comenzado a trabajar en una panadería en Jacksonville.
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