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El ministro de Transporte de Cuba, Eduardo Rodríguez Dávila, ha publicado un examen de conciencia, que resume en la primera línea su particular 'mea culpa': "No fue el 2024 el año que soñábamos", dijo antes de empezar a enumerar los objetivos que se había planteado. Finalmente, su escrito acabó con una autocrítica contenida. "La realidad es que termina un año en que se incumplen algunos de los indicadores de los distintos tipos de transportaciones en el país".
Fiel a la tradición propagandística del régimen castrista, Rodríguez Dávila habla de "logros", pero en el plano de los esfuerzos, no de los resultados. "Ha habido un mayor esfuerzo en todas las ramas del transporte y en todo el país, una entrega de los transportistas cubanos en condiciones cada vez más adversas".
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O sea, de esas palabras se intuye que lo positivo de 2024 se debió a "la entrega de los transportistas" y no a una mejora real del transporte a pie de calle, algo de lo que dan fe todos los cubanos.
También en el limbo de los esfuerzos, el ministro sitúa "las propuestas, las incitativas y la ejecución de procesos", que, según sus cálculos, deberían desembocar en "proyectos que nos permitan mejorar el transporte en Cuba".
Enmarcados dentro de sus "resultados" (malos, como saben los cubanos), el ministro sitúa "la extensión de los triciclos eléctricos hacia otras provincias, la reapertura de algunos servicios del ferrocarril, aún muy lejos de las necesidades; el proceso de legalización de los vehículos armados por partes y piezas (VAP), aún lento; y la actualización de la política para la comercialización de los vehículos en Cuba, que entra en vigor precisamente hoy (este 1 de enero), son solo algunas de las iniciativas que se han impulsado, pese a todo", señaló.
Según el ministro, "como en años anteriores y fundamentalmente con la contribución de la aviación, durante el 2024 se generaron significativos aportes en divisas a la economía del país, al brindar servicios aeroportuarios que nos conectan con el mundo y posibilitan el desarrollo del turismo". Se entiende que se refiere a que no ha habido avances sino que se ha mantenido lo de siempre. En todo caso, no aporta cifras para valorar cuánto se esperaba recaudar y cuánto se recaudó finalmente.
En su balance del año que cierra y que se recordará como uno de los más difíciles para el transporte público en Cuba, con aeropuertos que han llegado a emitir alertas por escasez de combustible, el ministro se muestra satisfecho por la reciente creación de "una red de alerta temprana sobre lo que está sucediendo en cada provincia y municipio de la geografía cubana". Se trata de una práctica habitual de empresas públicas y privadas que gestionan el transporte público en todo el mundo civilizado y que llega a Cuba en 2024, después de 65 años de régimen comunista.
Como sucede en el discurso de los dirigentes del PCC, el ministro de Transporte promete que 2025 será "un año en el que sortearemos escollos y avanzaremos, conscientes de que la mejor manera de resistir es desarrollarnos; y cuando para avanzar, no se dependa esencialmente de recursos que no dispongamos, debemos hacerlo a toda velocidad. Eso es lo que piden los tiempos complejos que vivimos", señaló sin explicar cómo va a avanzar sin combustible.
Haciendo gala de un cinismo de manual, el ministro concluyó con un deseo: "Que en este 2025 sigamos construyendo sueños, con la disposición y entereza para hacerlos realidad", apuntó sin hacer alusión en su post cómo piensa mover pasajeros en el país sin combustible.
Contrario a lo que suele ocurrir en estos casos, el post del ministro se llenó de muestras de apoyo, donde sólo resaltó, como oveja negra, un internara que le afea que se haya destinado combustible a la marcha del 20 de diciembre, de Díaz-Canel.
La última medida anunciada por el Ministerio de Transporte flexibiliza la importación, venta y transferencia de vehículos con el objetivo de modernizar el parque automotor y aliviar las tensiones en el acceso al transporte.
Publicada en la Gaceta Oficial No. 128 del año 2024, esta normativa entra en vigor este 1 de enero de 2025 y busca actualizar un marco regulatorio que ha permanecido rígido durante décadas, con el objetivo declarado de mejorar la gestión del transporte y flexibilizar el acceso a vehículos. Sin embargo, estas medidas, aunque significativas en el papel, parecen ser insuficientes para abordar las profundas raíces de la crisis del transporte en la isla, caracterizada por décadas de ineficiencia estatal, precios inaccesibles y restricciones excesivas.
Principales medidas
Flexibilización en la transmisión de propiedad: Se permite la transmisión de vehículos entre personas naturales y jurídicas, incluyendo organizaciones religiosas y empresas privadas, aunque la venta de entidades estatales a naturales requerirá aprobación del Consejo de Ministros.
Nuevas tarifas arancelarias: Los vehículos eléctricos y de bajo consumo tendrán aranceles preferenciales del 10%, mientras que los de combustión interna enfrentarán tasas de hasta el 30%, según su categoría y segmento.
Reducción de márgenes comerciales: Los márgenes comerciales de las entidades importadoras y comercializadoras estatales se limitan al 20%, con la intención de reducir los precios finales.
Incentivos para vehículos eléctricos: Se prioriza la importación de automóviles eléctricos y su infraestructura de carga, con impuestos reducidos y apoyo logístico para la adquisición.
Acceso restringido por periodicidad: Cada persona natural podrá importar un solo vehículo cada cinco años, con limitaciones adicionales para vehículos de lujo.
Comercialización de autos usados provenientes del turismo: Los vehículos que han cumplido su ciclo en la renta turística se ofrecerán en moneda nacional, a precios formados por correlación al mercado secundario.
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