Once ciudadanos cubanos y un argentino fueron arrestados el pasado lunes por el FELCC (Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen), en la ciudad boliviana de Trinidad (Beni).
Los cubanos ―nueve varones, una mujer y un menor de edad― no portaban documentos visados, por lo que fueron detenidos y entregados a funcionarios de Migración.
El comandante de la Policía señaló a un medio de prensa local: “Actuamos como corresponde a la policía, que es ver por qué están aquí, cuál es el motivo de su presencia”.
Y añadió: “En uno de los vehículos que no tiene relación con estos ciudadanos (…) la policía observó en el interior un arma de fuego. Pero hecha la verificación se trató de un juguete que por las características se presumía un arma real. Se descartó esa situación con la verificación de la FELCC (Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen) y el fiscal asignado”.
Los migrantes cubanos serán trasladados a la localidad de Guayaramerín ―una de las escalas del reciente éxodo cubano hacia Chile― y deportados a Brasil, país del que procedían.
Los cubanos detenidos abandonaron el alojamiento “Tajibi”, en el que se encontraban hospedados, esposados y portando sus objetos personales.
Datos recientes indican que el número de cubanos que solicitaron refugio en la frontera de Chile se incrementó, en más 2.600 personas, en 2017.
Los ciudadanos cubanos se benefician de las leyes chilenas, que contemplan el principio de no devolución, protegen a los refugiados y garantizan a los extranjeros no ser devueltos a su país desde la frontera.
Uruguay es otro de los nuevos destinos escogidos por los isleños, de los cuales 4.577 llegaron a ese país en 2017.
El nuevo éxodo de los cubanos hacia Suramérica es una consecuencia del fin de la política estadounidense de pies secos-pies mojados que les garantizaba permanencia casi automática en Estados Unidos una vez que pisaran su territorio.
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