Mordazo es un pequeño pueblito ubicado a medio camino entre Cascajal y Manacas, otros dos poblados de mayor tamaño, dentro del mismo municipio de Santo Domingo, en Villa Clara.
Se trata de una comarca de tierra roja, poblada por agricultores y gente humilde, tan noble como solo saben serlo los campesinos de Cuba. Sin embargo, cuando de injusticias se trata, los mordacenses no creen en mordazas, se tornan indomables y pelean.
Así sucedió hace poco, cuando desde la cervecería de Manacas, donde se produce la cerveza o la malta del mismo nombre, salían camiones cisternas cargados, con destino a otros municipios cercanos. Los grandes toneles pasaban de largo, veloces, sin reparar en los pobladores sedientos que esperaban un día en que, al menos de casualidad, les llegara su turno. Pero nada.
Los habitantes de Mordazo se quejaron ante las autoridades del gobierno de que, estando tan cerca de la cervecería, nunca les vendieran malta a granel. Pero de nada valían las solicitudes o reclamos, siempre respondían con argumentos y justificaciones que recordaban aquel viejo cuento de la buena pipa.
Y como dice el refrán, tanto fue el cántaro a la fuente, que un día se rompió. Una abuela sugirió cerrar el paso a la pipa, y enseguida se sumaron cuatro entusiastas, luego diez, y ya un rato más tarde todo el pueblo estaba en la carretera con sus galones, dispuestos a cerrarle el paso a la pipa.
Este video muestra imágenes de aquel día en que los mordacenses desoyeron hasta a la policía, se enfrentaron a los fatalismos, el abandono y la desidia… y por fin, tomaron malta.
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