El viceministro de Cultura de Cuba, Fernando Rojas, ha sido entrevistado por Associated Press para ofrecer algunas aclaraciones sobre el Decreto 349, una ley que ha sido muy criticada desde que se dio a conocer en el pasado mes de julio.
La ley en principio permitiría a los "inspectores supervisores" revisar cualquier evento cultural, desde exposiciones de pintura a conciertos, e inmediatamente decretar el cierre de un espectáculo e, incluso, confiscar una licencia comercial de un restaurante o un bar que albergue un evento objetable.
¿Cuáles serían los eventos objetables? Cualquier exhibición o actuación que se considere que violan los "valores revolucionarios socialistas" del país.
Tras las protestas de muchos artistas, el viceministro de Cultura ha dicho en la citada entrevista que cuando comience la aplicación de la ley, los inspectores solo actuarán "en situaciones muy claras" podrán cerrar actividades culturales en casos extremos, como obscenidad pública, contenido racista o sexista, incitación a la violencia, entre otros.
Ha afirmado también que los inspectores solo responderán a las quejas sobre asuntos culturales y referirán los casos problemáticos a funcionarios de mayor rango del Ministerio de Cultura. Tampoco podrán inspeccionar ningún estudio u hogar que no esté abierto al público.
Varios han sido los artistas que se se han alzado contra la censura que implica el Decreto 349 en reuniones a puerta cerrada con altos funcionarios del gobierno, el propio Silvio Rodríguez cuestionó las condiciones en que fue elaborado.
A ello se suman las protestas que en los últimos meses han llevado a cabo un grupo de artistas independientes, cuyas iniciativas siempre han sido reprimidas por la policía cubana.
Aunque la ley entrará formalmente en vigor este viernes 7 de diciembre, los inspectores no comenzarán a actuar hasta que sean culminadas algunas regulaciones internas en las próximas semanas.
"Aplicaríamos el decreto en situaciones muy claras", ha insistido el viceministro, quien destaca que aceptan las críticas bien intencionadas de la comunidad artística cubana, pero no las que, en su opinión, forman parte de un plan más amplio con respaldo extranjero para desestabilizar el país.
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