Jacqueline Heredia Morales, miembro de las Damas de Blanco y coordinadora de la organización opositora Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) en el municipio de Centro Habana, relató en una entrevista a CiberCuba cómo la represión que sufren los disidentes en la Isla se extiende también a los familiares, incluidos los hijos pequeños.
Jacqueline estuvo en prisión en 2016 acusada de los delitos de atentado, desacato y daños a la propiedad del estado. Un año y cuatro meses después le otorgaron una licencia extrapenal.
“Yo me manifestaba en las calles, cuando vino Obama estuve en la campaña Todos marchamos… y eso a ellos les molesta mucho”, dijo.
“Mis niños han sufrido mucho, sobre todo cuando me llevaron a prisión, que estaban más pequeños. Tuvieron que quedarse prácticamente solos con su papá, que no sabía cocinar, no sabía hacer nada, porque yo no tengo mamá ni papá; ellos lloraban y preguntaban dónde estaba su mama, porque no entendían”, detalló.
Según la activista, sus dos hijos continúan sufriendo la represión del régimen, porque han sido conducidos a la unidad de policía de la calle Zanja muchas veces. En una ocasión, agentes de la Seguridad del Estado fueron a buscar a los pequeños a su escuela, y la directora del centro lo autorizó. Les dijeron a los niños que su mamá los estaba esperando, pero la verdad era que a ella la habían trasladado a otra estación.
“A ellos se los llevó a una oficina la responsable de menores y les dijo que su mamá estaba presa porque era una delincuente. A su papá le avisaron y fue a buscarlos a las 8 de la noche; a esa hora no habían comido nada ni se habían bañado”, recalcó.
Jacqueline Heredia es portadora del VIH. Su salud se agravó durante su estancia en la cárcel pues las autoridades, a sabiendas de su padecimiento, la pusieron a convivir con enfermas de tuberculosis.
Actualmente tiene temor de acudir a algún médico, debido a las amenazas que ha sufrido.
“Mira lo que le han hecho a Xiomara Cruz Miranda, la han asesinado lentamente; que Dios ponga su mano, a ver si se salva”, precisó.
“Cada vez que se me presenta un oficial de la Seguridad, lo primero que me dice es: ‘Tú estás enferma y algún día vas a caer en un hospital, y nosotros somos los que te vamos a ayudar’. La amenaza es esa, no te dicen que te van a matar, sino que te van a ‘ayudar’”, subrayó.
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