Una vez más los trabajadores por cuenta propia en Cuba sufren la falta de abastecimiento de las tiendas recaudadoras de divisas (TRD), donde muchos adquieren los productos que necesitan para el correcto funcionamiento de los negocios.
“El que tiene trata de comprar en cantidades para conservar y tener (…) luego va el otro y no queda” señala para Cuba Media Press Ana Quiñones, de la Paladar Lealtad.
“Cuando aparece una cosa no aparece la otra” agrega Yeilenys Fernández de la Paladar Signos, quien habla de las deficiencias en el suministro de productos como la cerveza, la mostaza, el ketchup o los vasos plásticos.
A lo anterior se suman las restricciones para adquirir grandes cantidades, como asegura Ana Mirtha González, de la Paladar Doña Ana, quien se queja de que tras hacer largas colas a veces solo puede llevarse 10 libras o una sola lata de puré.
Esta delicada situación, por su parte, evidencia una vez más no solo la inestabilidad en el suministro y el mal funcionamiento de las redes de venta minorista en la Isla, sino la necesidad de crear un sistema eficiente de tiendas mayoristas, donde los cuentapropistas puedan adquirir los productos a precios más ajustados a la actividad que realizan, y sin que afecten tampoco a los clientes que necesitan hacerse con los productos para sus hogares.
Más de 579.000 cuentapropistas en Cuba
Al cierre del pasado mes de septiembre en la Isla se contabilizaron 579.415 trabajadores por cuenta propia.
El dato, según el último informe del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social (MTSS), representa un incremento de 55.560 con respeto a septiembre del año anterior.
Por sectores, sigue siendo el de la venta y elaboración de alimentos el que más empleados ocupa, con 61.301 contratados.
Le sigue, con 57.911, el transporte de carga y de pasajeros. Para el arrendamiento de viviendas, habitaciones y espacios tienen licencia 39.442 personas, mientras que otras 24.736 son agente de telecomunicaciones.
Hace unos meses, sin embargo, el gobierno cubano decidió paralizar el otorgamiento de licencias a restaurantes privados y a casas de renta turística, entre otras actividades, "con el fin de regular y ordenar el trabajo por cuenta propia". La medida, como era de esperar, generó descontento y desconfianza en el emergente sector privado en la Isla que, pese a los obstáculos, no detiene su modesta tendencia al crecimiento.
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