Este miércoles, el comité de inteligencia del Senado aprobó -con el aval de 10 de los 15 miembros- la nominación de Gina Haspel como nueva directora de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y pasó el caso al plenario, que decidirá si finalmente accede al cargo.
Aunque la votación tuvo lugar a puertas cerradas, se ha sabido que los demócratas Mark Warner (vicepresidente del comité); y Joe Manchin, votaron a favor de Haspel.
Desde que comenzó el proceso de confirmación, tras haber sido nominada para el cargo por el presidente Donald Trump, Haspel enfrentó cuestionamientos por su papel en casos de torturas a presuntos terroristas, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York.
La polémica candidatura generó rechazo en algunos republicanos importantes, entre ellos el senador republicano John McCain, quien instó a la Cámara alta a rechazarla.
A finales de abril, un buen número de generales retirados de Estados Unidos pidieron al órgano legislativo estudiar el papel desempeñado por Haspel en el programa de detención e interrogación de prisioneros en el extranjero.
La preocupación principal de los legisladores es la participación de Gina en casos de tortura cuando servía en una prisión secreta en Tailandia, pues informes oficiales revelan que al menos uno de los presos de ese centro de internamiento fue sometido más de ochenta veces al método de ahogamiento simulado, consistente en echar agua sobre el rostro cubierto con una tela, con el propósito de provocar una sensación de asfixia.
Pese a las críticas, Haspel defendió durante mucho tiempo con firmeza la actuación de esa agencia de espionaje en la denominada lucha contra el terrorismo. No obstante, en reciente carta al senador de Virginia, Mark Warner, citada por CNN, Haspel adoptó una posición más autocrítica, y escribió que el programa de interrogatorio "no es algo que la CIA debería haber emprendido".
Y añadió: "Aunque no voy a condenar a aquellos que hicieron estas llamadas difíciles, y he notado la valiosa información recopilada, el programa finalmente dañó a nuestros oficiales y nuestra posición en el mundo".
En 2002, la CIA cerró la prisión de Tailandia y Haspel comenzó a trabajar para los servicios clandestinos de la agencia. Bajo petición suya, y sin el visto bueno de la Casa Blanca, Haspel habría mandado a destruir casi un centenar de cintas de vídeo en las que se documentaron las torturas a dos supuestos terroristas de Al Qaeda.
A Haspel todavía le queda camino por transitar, pues le resta obtener al menos 51 votos del plenario -de 100posibles- para convertirse, entonces sí, en la primera directora de la CIA. No obstante, no son pocos los que ya dan por hecho su nombramiento.
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