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Nuevas evidencias sobre Síndrome de La Habana apuntan a servicios secretos de Rusia

Un extenso y detallado trabajo periodístico reveló que miembros del escuadrón de sabotaje de inteligencia militar del Kremlin (Unidad 29155 del GRU) fueron localizados en los lugares de los presuntos ataques contra personal del gobierno estadounidense en el extranjero y sus familiares.

Representación irónica del régimen cubano de los "ataques sónicos" y escudo de Rusia © CiberCuba a partir de cubaminrex.cu
Representación irónica del régimen cubano de los "ataques sónicos" y escudo de Rusia Foto © CiberCuba a partir de cubaminrex.cu

Un reportaje de investigación realizado a lo largo de un año por The Insider, en colaboración con 60 Minutes y Der Spiegel, aportó evidencias que sugieren que los incidentes de salud anómalos (AHI, por sus siglas en inglés) -también conocidos como Síndrome de La Habana- pueden tener su origen en el uso de “armas de energía dirigida” empuñadas por miembros de la Unidad 29155 de los servicios de inteligencia militar de Rusia (GRU).

Según revela el extenso y detallado trabajo periodístico, miembros del escuadrón de sabotaje de inteligencia militar del Kremlin han sido localizados en los lugares de los presuntos ataques contra personal del gobierno estadounidense en el extranjero y sus familiares.

Las revelaciones ponen el foco en las declaraciones y decisiones de Washington relacionadas con los AHI, una amalgama confusa de investigaciones y explicaciones de las diferentes agencias de inteligencia involucradas, que no acierta a señalar una causa y un responsable de los problemas de salud de sus funcionarios.

Además, las pruebas recabadas por los periodistas de investigación inducen a reforzar las dudas de las víctimas acerca de lo que sabe Washington sobre los orígenes del síndrome de La Habana, además de plantear interrogantes sobre qué respuesta apropiada podría implicar un ataque de estas características para los países occidentales.

“Simplemente me perforó las orejas, entró por mi lado izquierdo, sentí como si hubiera entrado por la ventana, en mi oreja izquierda”, recordó Joy una enfermera estadounidense y esposa de Hunter, agregado del Departamento de Justicia de la embajada de Estados Unidos, destinados en Tbilisi, Georgia. (Ambos nombres fueron cambiados por The Insider para proteger sus identidades).

“Inmediatamente sentí una sensación de aturdimiento y un dolor de cabeza punzante”, dijo Joy, quien -tras el “impacto”- salió corriendo del cuarto de lavado donde se encontraba y vomitó. Lo primero que pensó fue seguir las instrucciones recibidas durante su entrenamiento. “Escapa de la X” (abandona la ubicación), pasó por su mente antes de revisar la cámara de seguridad de la puerta principal para ver si había alguien afuera.

Un Mercedes Benz negro estaba aparcado justo detrás de la puerta de su propiedad, justo enfrente de su cuarto de lavado. Joy salió y fue entonces cuando vio a un hombre alto y delgado. Levantó su teléfono para fotografiarlo. “Fue como si me mirara a los ojos. Él sabía lo que estaba haciendo”, relató al citado medio. Luego subió al auto y se puso en marcha. Joy consiguió tomar una fotografía del auto y su matrícula mientras se alejaba.

Tres años después lo reconoció cuando le mostraron una fotografía de Albert Averyanov, un agente ruso adscrito a la Unidad 29155, un famoso escuadrón de asesinatos y sabotaje del GRU.

Albert no es un espía ruso cualquiera. Tenía sólo 23 años cuando tuvo lugar este encuentro y era hijo del comandante fundador de la Unidad 29155, el general Andrei Averyanov, de 56 años, quien ahora es el poderoso subdirector del GRU, encargado de dirigir la política exterior del Kremlin en África.

Cuando Joy vio el rostro de Albert tres años después, tuvo una reacción “visceral” y afirmó con seguridad que se parecía al hombre que vio aquel día frente a su residencia.

Una investigación periodística basada en datos

Entre los principales hallazgos de la investigación llevada a cabo por The Insider se encuentra el hecho de que los miembros de alto rango de la unidad recibieron premios y ascensos políticos por trabajos relacionados con el desarrollo de "armas acústicas no letales", un término utilizado en la literatura científica militar rusa para describir tanto el sonido como la radiofrecuencia de dispositivos de energía dirigida, ya que ambos provocarían artefactos acústicos en el cerebro de la víctima.

Estos agentes adscritos a la Unidad 29155, que viajaban encubiertos, fueron geolocalizados en lugares alrededor del mundo justo antes o en el momento de los AHI reportados.

Contrariamente a la información habitual sobre el Síndrome de La Habana, conocidos en 2016, probablemente hubo ataques dos años antes en Frankfurt, Alemania, donde un empleado del gobierno estadounidense destinado en el consulado de esa ciudad quedó inconsciente por el impacto de algo parecido a un fuerte rayo de energía. Posteriormente, a la víctima se le diagnosticó una lesión cerebral traumática y también pudo identificar a un agente de la Unidad 29155 con sede en Ginebra.

The Insider, 60 Minutes y Der Spiegel descubrieron pruebas documentales de que la Unidad 29155 ha estado experimentando exactamente con el tipo de tecnología armada que los expertos sugieren que es una causa plausible de la misteriosa enfermedad que hasta la fecha ha afectado a más de cien espías estadounidenses en lugares lejanos, diplomáticos, así como varios funcionarios canadienses.

De las víctimas, muchos son especialistas experimentados en Rusia y dominan el idioma; otros tienen experiencia en diferentes campos, como Oriente Medio o América Latina, pero después de la toma de Crimea fueron asignados a funciones sensibles del gobierno estadounidense destinadas a contrarrestar la agresión rusa y las operaciones de inteligencia en Europa y América del Norte.

La Unidad 29155 del GRU

Para la comunidad de inteligencia estadounidense, la Unidad 29155 es una amenaza. "Su alcance es global para llevar a cabo operaciones letales y actos de sabotaje", dijo al citado medio un ex oficial de alto rango de la CIA con experiencia en la materia en Rusia. "Su misión es encontrar, arreglar y terminar, todo en apoyo de los sueños imperiales de Vladimir Putin".

Originalmente concebida como Unidad de entrenamiento dentro del GRU, fue reorganizada y ampliada en 2008 como equipo de operaciones dedicado a campañas de asesinato, sabotaje y desestabilización política en todo el mundo. Tres miembros de dicha unidad, el coronel Alexander Mishkin, el coronel Anatoliy Chepiga y el mayor general Denis Sergeev, fueron responsables de envenenar al agente doble británico Sergei Skripal y a su hija Yulia con el agente nervioso de uso militar Novichok en Salisbury, Inglaterra, en 2018.

En 2015, Denis Sergeev y otros miembros de la unidad envenenaron dos veces al traficante de armas búlgaro Emilian Gebrev con un arma organofosforada similar, porque la empresa de Gebrev, EMCO, estaba vendiendo municiones a Georgia y Ucrania, dos países que habían estado en guerra con Rusia. La Unidad 29155 también utilizó mercenarios serbios para orquestar un golpe fallido en Montenegro en vísperas de la adhesión de esa nación a la OTAN en 2016, según The Insider.

A diferencia de otros equipos dentro del creciente aparato de inteligencia de Rusia, éste no se dedica al espionaje, al menos no con el fin de recopilar información. Se dedica exclusivamente a las llamadas "operaciones militares cinéticas", es decir, violentas. Su predecesor y análogo fue el departamento de la KGB soviética dedicado a “tareas especiales”, que llevaba a cabo asesinatos y actos de terrorismo en el extranjero.

El síndrome de La Habana, ¿una “tarea especial” de Moscú?

El síndrome de La Habana, que durante mucho tiempo se pensó que era el efecto biológico acumulado causado por un tipo diferente de arma única, abarca una variación de síntomas que incluyen: dolores de cabeza crónicos, vértigo, tinnitus, insomnio, náuseas, deterioro psicofisiológico duradero y, en algunos casos, ceguera, o pérdida de audición.

Muchas víctimas han dicho que se encontraban bien en un momento y luego sufrieron un intenso dolor o presión en el cráneo al siguiente, generalmente localizado en un lado de la cabeza, como si estuvieran atrapados en un rayo de energía concentrada. A un buen número se les ha diagnosticado lesiones cerebrales traumáticas leves. Otros han sufrido secuelas cognitivas y vestibulares a largo plazo, tan graves que ya no pueden funcionar y han sido retirados médicamente del servicio gubernamental.

El síndrome de La Habana llamó la atención pública por primera vez en 2017. Los casos se registraron en La Habana entre mayo de 2016 y septiembre de 2017, cuando la administración Trump redujo radicalmente la presencia del Departamento de Estado en la isla caribeña y la CIA retiró a todo su personal de la reabierta embajada estadounidense allí.

Sin embargo, pocos en la comunidad de inteligencia creían que los cubanos estaban detrás del fenómeno. Dada la enorme influencia de Moscú en la Isla, la teoría predominante era que los rusos habían llevado a cabo los ataques como parte de un esfuerzo por obstaculizar el acercamiento entre Estados Unidos y Cuba, aprovechando la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.

A partir de entonces se han reportado más de 100 casos de AHI en todo el mundo, que afectan a espías, diplomáticos, oficiales militares, contratistas y, en algunos casos, a sus cónyuges, hijos e incluso mascotas. Lugares tan lejanos como Guangzhou, (China), Delhi (India) y tan cercanos como Washington, DC., han sido escenarios de estos presuntos ataques.

El Síndrome de La Habana y la vacilación de Washington

Durante los últimos ocho años, el Síndrome de La Habana ha sido objeto de una intensa controversia, descrito por unos como una enfermedad psicógena masiva, o tal vez el estallido de una histeria colectiva; y por múltiples estudios médicos, el último de los cuales dictaminó que los AHI tenían "una combinación única de características centrales que no pueden explicarse por condiciones ambientales o médicas conocidas y podrían deberse a estímulos externos".

En marzo de 2023, la Oficina del Director de Inteligencia Nacional emitió un informe en el que afirmaba que era “muy improbable” que los AHI fueran causados ​​por un adversario extranjero. Esta evaluación causó conmoción entre los cientos de víctimas, muchas de las cuales se sienten traicionadas por su gobierno por no identificar al culpable de su situación.

The Insider y sus socios de investigación han descubierto nuevas pruebas, en forma de documentos de inteligencia rusos interceptados, registros de viajes y metadatos de llamadas, junto con testimonios de testigos presenciales, cuya totalidad desafía la evaluación oficial realizada por Washington.

“Lo que esta investigación a largo plazo ha demostrado es que o la comunidad de inteligencia es incapaz de llevar a cabo su función más básica, o ha trabajado para encubrir los hechos y engañar a las víctimas”, declaró a The Insider Adam, seudónimo adoptado por el Paciente Cero, el primer oficial de la CIA afectado por el Síndrome de La Habana en Cuba.

El Comité Selecto Permanente de Inteligencia de la Cámara de Representantes está investigando actualmente cómo las agencias de espionaje estadounidenses alcanzaron su evaluación de marzo de 2023, negando la participación de un "adversario extranjero". Las estadounidenses Agencia de Inteligencia de Defensa y Agencia de Seguridad Nacional sospechan de la mano de un adversario extranjero detrás de estos incidentes.

Un “arma” utilizada anteriormente contra los enemigos de Rusia

Antes de la aparición del llamado Síndrome de La Habana, funcionarios estadounidenses fueron víctimas de AHI en 2014, en Frankfurt, Alemania. Preguntados por los periodistas, los funcionarios recordaron los momentos exactos de la aparición de síntomas y los sucesos que les rodearon. Ante fotografías presentadas por los medios, estos reconocieron a agentes del GRU que estuvieron involucrados en extraños sucesos inmediatamente antes de sufrir los primeros síntomas.

En ese mismo año, en Ucrania, la Unidad 29155 tuvo mucho trabajo para frustrar lo que consideraban una revolución prooccidental. Varios miembros de la unidad fueron enviados bajo identidades encubiertas a ese país, y desde entonces los miembros de la Unidad comenzaron una serie de viajes escalonados a Europa central y occidental, en lo que se considera una fase preparatoria de importantes operaciones de sabotaje o asesinato.

Greg Edgreen, ex investigador sobre el Síndrome de La Habana del Departamento de Inteligencia Militar (DIA) estadounidense, dijo a 60 Minutes que su grupo de trabajo examinó “una gran cantidad de datos, que van desde inteligencia de señales, inteligencia humana e informes de fuente abierta”.

“Cualquier cosa relacionada con Internet, registros de viajes, registros financieros, lo que sea. Y seguimos viendo una serie de datos críticos. Esto le estaba sucediendo a nuestro 5%, 10% de oficiales con mejor desempeño en toda la Agencia de Inteligencia de Defensa. Siempre hubo un nexo con Rusia. Había un ángulo en el que habían trabajado contra Rusia, se habían centrado en Rusia y lo habían hecho extremadamente bien”, añadió.

Justo cuando comenzaron a surgir en China informes de curiosas dolencias experimentadas por funcionarios estadounidenses que trabajaban para los Departamentos de Estado y de Comercio en 2016 y 2017, uno de los envenenadores de Skripal cruzó el país, disfrazado entre un grupo de mecánicos de automóviles rusos para participar en el Silk Way Rally, un evento de carreras todoterreno que recorre Rusia y China. Según The Insider, el evento sirvió durante años de tapadera para agentes del GRU que atentaron contra funcionarios estadounidenses en China.

"Creo absolutamente que mi experiencia en Rusia es la razón por la que fui atacado", dijo a The Insider Mark Lenzi, funcionario del Departamento de Estado destinado en 2017 a Guangzhou. "El gobierno de Estados Unidos se encoge de hombros públicamente ante la terrible experiencia de mi familia; pero el personal del gobierno, a puertas cerradas, me ha reconocido que las lesiones cerebrales traumáticas diagnosticadas a mí y a mi familia se deben a la exposición a altos niveles de radiación pulsada de microondas".

Los temores de Washington a enfrentar públicamente los hechos

Según The Insider, existe un consenso entre la creciente comunidad de enfermos de AHI de que el gobierno de Estados Unidos (y la CIA en particular) está ocultando todo lo que sabe sobre el origen del Síndrome de La Habana.

Las víctimas ofrecen dos hipótesis generales sobre el motivo. La primera es que revelar toda la información de inteligencia sobre la participación rusa podría ser tan escandaloso como para convencer al pueblo estadounidense y a sus representantes de que Moscú ha cometido un acto de guerra contra Estados Unidos, lo cual plantea cuestiones espinosas sobre cómo una potencia nuclear aficionada a mostrar sus misiles hipersónicos debería tener que pagar.

La segunda es que reconocer que el Síndrome de La Habana es causado por un adversario extranjero podría frenar el reclutamiento para la CIA y el Departamento de Estado. Después de todo, ¿cuántos estadounidenses estarían dispuestos a servir a su país en el extranjero con pleno conocimiento de que su próxima carga de ropa o su próxima excursión matutina a la embajada podrían resultar en dolencias físicas y mentales permanentes?

"Ha sido muy perturbador ver cuánto esfuerzo ha realizado nuestro gobierno para encubrir los verdaderos detalles de estos ataques, sin duda perpetrados por un adversario extranjero", dijo el abogado Mark Zaid, que lleva los casos de varias víctimas de AHI. "He pasado más de una década luchando por los empleados del gobierno de Estados Unidos y sus familias (a veces niños pequeños e incluso mascotas) que han sido víctimas de AHI en el extranjero y en el país".

Rusia incluso ha llegado a alardear de su capacidad para desactivar a los funcionarios de potencias occidentales. Nikolai Patrushev, secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, ex oficial de la KGB que ha viajado en varias ocasiones a Cuba, escribió en septiembre de 2023 en la revista interna del SVR, el servicio de inteligencia exterior de Rusia: “En los últimos años, cientos de empleados de servicios de inteligencia extranjeros, así como otros personas involucradas en la organización de actividades de inteligencia y subversivas contra nuestro país y nuestros socios estratégicos, han sido identificadas y neutralizadas”.

Acorde a The Insider, el Síndrome de La Habana muestra todas las características de una operación de guerra híbrida rusa y su despliegue podría considerarse como una de las mayores victorias estratégicas de Putin contra Estados Unidos.

Nota final

The Insider es un periódico online independiente que se especializa en periodismo de investigación, verificación de hechos y análisis político. El periódico es conocido por exponer noticias falsas en los medios rusos. CiberCuba recomienda la lectura de su extensa investigación, que puede encontrarse pinchando aquí.

Preguntado por el reportaje de The Insider, el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov aseguró este lunes que las conclusiones del informe son "infundadas", según AFP.

"Hace ya muchos años que se habla de este tema en la prensa. Y desde el principio la mayoría de las veces se vincula a la parte rusa", dijo en conferencia de prensa. "Pero nadie ha publicado ninguna prueba convincente, así que todo esto no es más que una acusación infundada y sin base", aseguró.

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