El experimento que el gobierno cubano puso en práctica a finales de 2018 con el transporte en La Habana, y que estableció una nueva clasificación del servicio de taxi en las modalidades de ruta, libre y de alto confort o clásico, y la adquisición del combustible a través de tarjeta magnética, ha fracasado.
"Los resultados obtenidos hasta la fecha en el experimento no han sido los esperados y como consecuencia, no es posible avanzar con su generalización en el resto del país", declaró el ministro del transporte Eduardo Rodríguez a los diputados de la Comisión de Atención a los Servicios.
El medio oficialista Granma reseñó que, entre otros aspectos, el experimento no fructificó y no avanzará al resto del país por "la insatisfacción que ha generado, tanto a la población como a los transportistas privados, la separación de las licencias para los servicios que presta a la población en dos modalidades libre y ruta".
Según Marta Oramas, viceministra primera del sector, dijo que "se trabaja para hacer una propuesta en los próximos meses para, una vez se ajuste y reanalice este servicio poder trasladarlo a las demás provincias".
Asimismo, la funcionaria explicó que "no hubo una masividad de transportistas que se acogieron al experimento y que solo 122 se presentaron en el servicio en rutas, mientras que los libres superaban en 12 ese número".
En cuanto al combustible, del cual se pretendía un mejor control, se dijo que "el consumo obligatorio del mismo mediante la tarjeta magnética a precios minoristas, provoca un incremento en el costo de los transportistas, que se traslada al precio de pasaje, afectando a la población".
Otro de los factores fue "el incumplimiento de muchos vehículos con las exigencias de la revisión técnica automotor, debido a sus malas condiciones y también a irregularidades en el procedimiento aplicado".
Por otra parte, en cuanto a los recorridos de los llamados taxis ruteros, Oramas dijo que "se están atendiendo algunas desviaciones que se están dando con estos medios dentro del servicio rutero".
"Estamos llenos de insatisfacciones con el transporte, pero la garantía está en que seguiremos trabajando hasta lograr los resultados esperados, lo que no podemos tolerar es la indisciplina, el abuso y robo con la población", dijo.
El plan de reordenamiento del transporte privado en la capital ha tenido muchas quejas por parte de la población, ya que a veces los choferes inflan los precios de los recorridos, el trayecto que antes costaba 20 pesos ahora muchos lo cobran hasta en 3 o más CUC.
Cuando se anunció la supuesta implementación de estas medidas en el oriente del país, unos 70 transportistas privados de Santiago de Cuba advirtieron que si los obligan a hacer rutas fijas, como se ha hecho en La Habana, “podrían decidir ir al paro”.
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