El cardenal Jaime Ortega Alamino, quien durante años fue la máxima autoridad de la Iglesia Católica en Cuba, se encuentra en estado grave desde anoche.
El prelado, de 83 años, padece un cáncer en estado terminal y se espera su fallecimiento en cualquier momento, indicaron fuentes eclesiásticas.
Según informó en su cuenta de Facebook la parroquia San Antonio María Claret, de Santiago de Cuba, el obispo está inconsciente y lo mantienen sedado.
“El actual arzobispo de La Habana, Monseñor Juan García, le acompañó toda la madrugada, rezando a su lado”, dijo la publicación.
Ortega, Arzobispo Emérito de la Arquidiócesis de La Habana, nació en el municipio Jagüey Grande, en Matanzas, en 1936. Fue ordenado sacerdote en 1964, arzobispo en 1979, y cardenal en 1994.
En 1993, junto al entonces arzobispo de Santiago de Cuba, Pedro Claro Meurice Estiú, y los obispos del resto de diócesis de la Isla, dio a conocer la Carta Pastoral “El Amor todo lo espera”, que causó gran impacto en la población y originó severas críticas por parte del gobierno.
El 26 de abril de 2016, el Papa Francisco aceptó su renuncia debido a su avanzada edad. Fue sustituido por Juan de la Caridad García Rodríguez, hasta entonces arzobispo de Camagüey.
Como el rostro más visible de la Iglesia cubana recibió a los Papas Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco en sus visitas pastorales a la Isla.
Ortega fue una pieza clave en el proceso de liberación de más de 100 prisioneros políticos en 2010, la mayoría de ellos condenados a largas penas en la Causa de los 75, y jugó un importante papel mediador en la negociación secreta que condujo al reestablecimiento de relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana en 2014.
Durante su viaje a Cuba, en marzo de 2016, el presidente Barack Obama lo visitó en la Catedral de La Habana para agradecer personalmente la contribución de Ortega en el proceso negociador entre ambos países.
El pasado 19 de junio recibió la Distinción “Monseñor Carlos Manuel de Céspedes”, que otorga la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba a personalidades e instituciones católicas que, inspiradas en la fe cristiana, realizan una labor de evangelización en el ámbito de la cultura.
La Iglesia ha pedido que se eleven oraciones por él, para “que se haga la Voluntad de Dios con el menor sufrimiento para él y su familia”, indicó el mensaje eclesiástico. También ha sido encomendado a María de la Caridad, patrona de Cuba.
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