El biólogo cubano Ariel Ruiz Urquiola ha respondido en la red social Facebook a la Dra. Miriam Nicado, rectora de la Universidad de La Habana, quien causó un revuelo entre el claustro de profesores al referirse a la baja matrícula de negros y mestizos en la institución.
Según reveló una fuente a CiberCuba, Nicado preguntó a decanos, funcionarios y profesores: ¿por qué solo el 4.8% de los alumnos que ingresan en la universidad son negros y mestizos?.
"¿Será acaso que los profesores, al calificar los exámenes de ingreso de negros y mulatos, rebajan sus notas?", añadió.
Ante esto Ruiz Urquiola publicó un mensaje en su perfil en Facebook para: "responder Sra. Nicado con la anécdota de un amigo negro de mi graduación universitaria, por qué "no hay" negros y mestizos en la Universidad de La Habana".
Según cuenta el biólogo, un profesor mestizo de evolución llamado Vicente Berovides Álvarez se refirió en su conferencia de la materia a su amigo negro como el "bantú fértil".
"Mi amigo se irritó con toda razón, y dada su educación supo contener los kilogramos de su cuerpo muy a pesar del período "especial" y su técnica como luchador de alto rendimiento", dijo.
"Yo me quedé traumado con la escena de discriminación racial proveniente del catedrático y mestizo. Indagué entre mis amigos y reconocí, que mientras en muchos hogares humildes cubanos se preocupaban por la educación de nivel superior de sus hijos, una inmensa mayoría de familias cubanas negras y mestizas vivían en condiciones infrahumanas y su preocupación era no sólo cosas comunes como la comida para sostenerse y la ropa para cubrirse las partes, sino sobrevivir en medio de una sociedad que los invisibilizaba con todo propósito, dejándoles como única alternativa la marginalidad y a unos pocos las carreras deportivas y policiales de bajo rango. Para esas familias el futuro no era más que la vía para salir del inframundo y evidentemente el título universitario sólo les serviría para colgarlo en una pared", asegura.
Ruiz Urquiola sostiene que esa "dualidad de marginalidad y embrutecimiento intelectual fue parte de la estrategia del dictador Fidel Alejandro Castro Ruz para mantener controlada a una fuerza pujante de la sociedad cubana antes de 1959, el sindicato de la "gente de color", haciéndole parecer que disponían de las mismas igualdades como el mismísimo caso de las mujeres, que todos los demás miembros de la "sociedad cubana". Esas fuerzas deberían mantenerse cuando mucho cerca de la caña para cortarla a brazos como su propia libertad, y cuando más, unos pocos convertidos en proezas deportivas de la revolución como carta de triunfo ante una sociedad cada vez más racista, porque su progenitor no sólo destruyó a un país sino a todas las organizaciones sociales con derecho a representarse por sí mismas".
También agregó que La Universidad de La Habana, como institución, nunca discriminó al individuo negro, "sino a los "contrarrevolucionarios": religiosos, homosexuales y disidentes de la filosofía propia del dictador".
"Es a él, en piedra, o a su familia heredera del poder a quien usted Sra. Nicado debe pedir cuentas y no a un claustro abatido por el pesar de todas estas décadas que han visto perecer TODOS y cada uno de sus SUEÑOS" le dice a la directora de la alta casa de estudios.
Finalmente, el biólogo cubano se dirige directamente a la rectora: "A usted yo la discrimino negativamente como rectora únicamente por su capacidad limítrofe para analizar un tema álgido de la sociedad cubana, por el cuál hace responsable a sienes que nada tienen que ver con la consecuencia de una política errada y falsa de bienestar común sobre la cartera de un socialismo de la cuál usted es otra de sus víctimas: escasa de materia gris y piel "de color" para funcionar como politiquera del sistema que le desprecia".
Durante la reunión en que la rectora dijo tales declaraciones, uno de los asistentes le explicó que los exámenes de ingreso son anónimos para los calificadores y no contemplan el color de la piel del examinado, ni siquiera el nombre del aspirante, precisamente para evitar algún trato de favor.
¿Qué opinas?
COMENTARArchivado en: