La historiadora del arte, curadora y activista cubana Anamely Ramos llegó este fin de semana a México, donde cursa un doctorado en Antropología en la Universidad Iberoamericana (IBERO).
Ramos, una de las huelguista en la sede del Movimiento San Isidro (MSI), ha compartido en sus redes sociales una foto desde el avión en el que arribó al país. “¡Impresionante ya desde arriba! ¡Aquí estoy, México! Los traigo a todos conmigo”, escribió.
La joven aclaró que las autoridades cubanas no la molestaron en el Aeropuerto de La Habana. ¡Ellos saben!”, dijo.
Horas antes Anamely había compartido en sus redes sociales un post sobre su salida del país, lo que catalogó como otra manera de estar, también necesaria.
“Cuba me duele desde niña. Es un dolor suave y satisfecho. Lo sentí por primera vez leyendo a Martí y no sabía adónde me llevaría. Hoy estoy orgullosa de donde estoy y de muchas, muchas personas que me acompañan, incluso sin conocernos”, publicó.
“Salgo de Cuba tranquila porque ese salir es otro tipo de estar y eso también es necesario”, reflexionó la joven intelectual cubana. “Cuba es un apretón acá adentro y en eso estamos juntos millones. No hay que temer a ese apretón en el pecho y a donde nos lleve asumirlo. Ya no hay que temer a nada”, concluyó.
“Al poder solo le interesa dividirnos”, expresó Anamely a mediados de diciembre pasado en una conexión directa de la red social en la que llamó a todos los cubanos a pensar el país que queremos para iniciar una transición a la democracia en la que estén claras las prioridades y los pasos a seguir.
Convencida de que el régimen pretende impedir que los cubanos den las mejores energías de cada uno en el empeño de construir una visión de país que articule un proyecto nacional, Anamely describió la estrategia de los represores que la interrogaban cada vez que la detenían.
“Ellos quieren que me vaya a México a seguir con mi doctorado. Pero no solo yo; ellos querrían que se fuera la juventud completa para que no haya un estallido social”, dijo la profesora. “Aquí no hay futuro para ti”, le dijeron los represores que le pidieron “por su bien” que se marchara del país para que dejara de ser un caso problemático para ellos.
Ante la insistencia en esta solución, Anamely contestó a la policía política que el estallido social que tanto temían ya había ocurrido. El éxodo de cientos de miles de jóvenes que marcharon al exilio, pero que llevan Cuba en la mente y en el corazón, es el reconocimiento más palpable del fracaso del proyecto político que pretende imponer el régimen cubano.
Días antes de la celebración de San Lázaro, a cuya peregrinación pensaba asistir en compañía de Maykel Castillo, la joven activista insistió: “al poder no le interesa unirnos, escucharnos, no le interesa que participemos en nada”.
“Tenemos que pensar el país que queremos”, subrayó la profesora. “Tenemos que convocar a todos los cubanos, los de dentro y los de fuera. A todos. No nos mareemos. Ellos saben cómo marearnos. No por gusto llevan 62 años gobernando este país”, alertó esta cubana que, dentro o fuera de la isla, seguirá trabajando sus ideas, demostrando la fortaleza del compromiso ético que trasluce siempre en sus palabras.
Ramos cursa estudios de doctorado en antropología en la Universidad Iberoamericana (IBERO) de México, institución que en noviembre pasado exigió al gobierno cubano que garantizase la vida de la profesora. Anamely ha sido víctima de acoso por parte de la Seguridad del Estado, tras el desalojo a la sede de Damas 955, donde los huelguistas pedían la liberación del rapero Denis Solís.
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