La historiadora del arte, curadora y activista cubana Anamely Ramos precisó en su primera directa desde México las circunstancias de su salida de Cuba y aclaró que no dejará de trabajar por la isla.
“Lo que hemos vivido es irrenunciable y vamos a seguir”, comentó sobre las experiencias que vivió en las últimas semanas junto a los acuartelados de San Isidro.
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Aclaró, igualmente, que su viaje a México para cursar un doctorado en Antropología en la Universidad Iberoamericana (IBERO) no tiene nada que ver con posibles represalias por su activismo político. “No me botan de Cuba. Yo no tengo ningún miedo a ellos”, dijo.
“Después de todo lo que sucedió siento que tengo una responsabilidad con el país. No voy a dejar de trabajar por Cuba”, explicó la activista, quien precisó que antes de salir se reunió con los acuartelados de San Isidro.
Afirma que todos están muy conectados y que ella desde México se encargará de trabajar en función de Cuba, pero de otras maneras que prefirió no precisar para no alertar a la Seguridad del Estado.
“Cubanos tenemos que aprender a no dejarnos chantajear con la cuestión de que estás saliendo del país. Salir del país tampoco es delito, salir del país no es vergüenza, salir del país no quiere decir que no puedas hacer”, añadió Ramos. Afirma que aquellos que salen de Cuba tienen que “aprender a vivir con orgullo” su salida del país y reconocer que desde fuera también hay “una batalla que ganar”.
“Yo no me voy definitivo yo no estoy rompiendo con nada yo voy a estar muy activa y articulando cosas”, concluyó.
En otro momento de su directa Anamely explicó que ella trabajó durante 12 años en el Instituto Superior de Arte (ISA), hasta que en julio de 2020 la sacaron de la institución por una decisión administrativa.
La joven hasta ese momento paralelo a su trabajo en el ISA se ocupaba de llevar adelante proyectos independientes e iniciativas que tuvieran que ver con el empoderamiento de los artistas en la isla.
Hasta entonces no estaba involucrada directamente en política. Llegó al activismo por las injusticias que el gobierno comenzó a cometer primero contra ella y luego contra otras personas de su entorno, como Luis Manuel Otero.
No obstante, Anamely Ramos recuerda que “la única manera de servir a Cuba no es hacer oposición directa, hay muchas maneras”.
“El solo hecho de hacer bien tu trabajo ya es una manera de servir a Cuba, educar a las generaciones que vienen atrás, explicarles una historia de Cuba mucho más amplia que la que ellos quieren que uno sepa o que uno repita, es una manera de servir a Cuba, es una manera de hacer política también indirectamente”, añade.
Ramos relata que cuando la sacaron del ISA se buscó una maestría en México y continuó trabajando en otros proyectos artísticos independientes por los que le pagaban y que le sirvieron para ganarse el sustento que le negó el Estado.
“Este es otro mito que hay que quitar, el dinero no es malo en sí, todos los cubanos tenemos derecho a que nos paguen por nuestro trabajo y si no nos pagan desde Cuba, nos pagarán desde otro lugar, pero eso no es ningún delito”, explica.
“Buscar ayuda internacional, promover proyectos que al final empoderan a personas personas dentro del país y que incluso en ocasiones hacen el trabajo que las propias instituciones cubanas no hacen, eso no es ningún delito”, precisa.
“El delito está realmente cuando tú me pruebas que yo estoy yendo contra mi país y contra las personas de mi país, no contra leyes que tú te inventas como gobierno para justificar tu incapacidad y tu autoritarismo”, concluyó.
Anamely Ramos precisó que una vez que sabía que iba a salir de Cuba por haberle sido aprobada la maestría su hijo pequeño se fue a Argentina a vivir con su papá, el músico Luis Alberto Mariño, que se plantó con su violín junto a la embajada de Cuba en Argentina para manifestar su solidaridad con los huelguistas del MSI.
La historiadora del arte, curadora y activista cubana Anamely Ramos llegó el pasado fin de semana a México para estudiar en la Universidad Iberoamericana (IBERO), institución que en noviembre exigió al gobierno cubano que garantizase la vida de la profesora.
Ramos, una de las huelguistas en la sede del Movimiento San Isidro (MSI), ha sido víctima de acoso por parte de la Seguridad del Estado, tras el desalojo a la sede de Damas 955, donde pedían la liberación del rapero Denis Solís.
Horas antes de su arribo a México, Anamely había compartido en sus redes sociales una publicación sobre su salida del país. “Salgo de Cuba tranquila porque ese salir es otro tipo de estar y eso también es necesario”, reflexionó la joven intelectual cubana. “Cuba es un apretón acá adentro y en eso estamos juntos millones. No hay que temer a ese apretón en el pecho y a donde nos lleve asumirlo. Ya no hay que temer a nada”, concluyó.
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