Se llama Maiquel González y estuvo en 2010 en la misión médica cubana en Venezuela; la abandonó en 2011 y huyó a Estados Unidos. En 2013 le avisaron que su madre estaba muy enferma. Habló con el consulado de Cuba y le dijeron que la única posibilidad de poder verla de nuevo en la Isla era regresando a la misión y así lo hizo.
Las autoridades cubanas lo admitieron de vuelta casi cuatro años después. Accedieron, según cuenta, porque necesitaban médicos, pero nada volvió a ser como antes de su 'deserción'.
Una vez en la Isla, González pudo salir de nuevo del país, pero le costó trabajo. Ayudó el hecho de estar casado con una ciudadana venezolana con la que tiene dos niñas. Ahora está residiendo en Perú con su familia y sueña con regresar a EE.UU., aunque allí nunca llegó a trabajar como médico.
Él sabe lo que es andar y desandar el camino; sabe lo que es el arrepentimiento, pero también conoce como nadie el proyecto Barrio Adentro. "Si les hace falta testimonio de esclavitud moderna, cuenten conmigo", escribió a CiberCuba.
Ésta es su historia.
González asegura que trabajó en las misiones médicas cubanas en 2010-2011 y luego entre 2017 y 2019. "Mi mamá casi muere y no me dejaban entrar en Cuba. Tuve que entrar en Venezuela, para ver si podía reincorporarme a la misión. Yo estaba legalmente en Estados Unidos, pero no logré hacer la reválida", comenta a CiberCuba.
Estando en EE.UU. se enteró de que su madre había sido operada en el Clínico de 26, de La Habana, y que le habían perdido la historia clínica. Sentía impotencia porque siendo médico no podía hacer nada por ella. Lo habló con su familia y en noviembre de 2013 tomaron juntos la decisión de regresar a Venezuela, el país de su esposa, y donde el consulado cubano le había dicho que la única forma de ver a su madre era reincorporándose a Barrio Adentro.
"Mi mamá casi se muere. Me dijeron que sólo podía regresar a Cuba si me reincorporaba a la misión. Tengo compañeros que fallecieron los padres y les dijeron que no los dejaban entrar (a Cuba). Tampoco es cierto que cuando cumples ocho años (de abandonar la misión) puedes regresar", recuerda González.
Finalmente lo reincorporaron en marzo de 2017, más de tres años después de que lo solicitara. Durante ese tiempo trabajó en Venezuela por su cuenta, como médico en empresas de ambulancias.
Y tras la vuelta a la misión volvió a vivir los problemas de siempre: "sobrecarga de trabajo y malas condiciones de vida para los sirvientes que trabajan en el día a día", dice.
A eso hay que sumar la prepotencia de los jefes. "Todo el que se va de la misión, se va por culpa de ellos. Yo, diplomado en terapia intensiva, tenía que atender Cuerpo de Guardia y Emergencias. Trabajaba 24x24 (un día laboral por uno de descanso). En el cuarto médico llovía más adentro que afuera. A veces teníamos de comida arroz blanco y arepa", lamenta González.
Aunque su mamá enfermó en 2013, a González no le dejaron verla en Cuba hasta 2018. Estando en la Isla, él no quería regresar a la misión en Venezuela, pero si optaba por quedarse en su país, le quitaban sus ahorros.
"Me dieron 82 días de vacaciones. No me podía quedar en Cuba porque si dejaba la misión a medias no veía el dinero que había ganado", explica.
Cuando acabó la misión en 2019, las autoridades cubanas mandaron a González a hacer una especialidad en Cuba. Él se decantó por anestesiología. Pero mientras estudiaba quiso salir de la Isla a ver a su esposa e hijas, que estaban en Venezuela, y le prohibieron la salida, pese a que él tiene residencia venezolana, como su familia.
Antes de hacerse el pasaporte, preguntó si estaba en una lista negra y le dijeron que no, pero cuando llegó al aeropuerto le soltaron la bomba: estaba "regulado". O sea, tienía prohibido salir del país.
Tras muchas gestiones, finalmente le dieron permiso de salida. Al despedirse de sus padres les dijo: "No me van a ver más". Y así ha sido.
Pese a la pandemia, trabajó por su cuenta en Venezuela hasta que encontró la forma de salir de ahí. "Esto está igual o peor que Cuba", dice.
Hace dos meses, González hizo de nuevo las maletas y con su mujer y sus dos niñas de 4 y 5 años se marchó a Perú. Pero nada más llegar, se encontró con las elecciones generales en el país con la victoria de la izquierda.
"Si sale el presidente Castillo, con los aires de comunista, tendremos que buscar refugio", admitió en declaraciones a CiberCuba antes del escrutinio final.
También reconoce que cometió una locura al abandonar Estados Unidos. "Muchísimas veces me arrepiento. Si tengo la oportunidad me voy caminando", concluyó.
28.000 médicos en condiciones similares
Durante la pandemia del coronavirus Cuba envió 28.000 médicos a 59 países, según los datos aportados por el canciller Bruno Rodríguez ante la votación contra el embargo en la ONU.
El 10 de junio, el Parlamento Europeo, en una resolución histórica, condenó "las violaciones sistémicas de los derechos humanos y laborales cometidas por el Estado cubano contra su personal sanitario enviado a prestar servicios en el extranjero en misiones médicas, que vulneran los convenios fundamentales de la OIT ratificados por Cuba".
En Estados Unidos la Organización Panamericana de la Salud enfrenta una demanda por operaciones de trata y esclavitud laboral de médicos cubanos, en la que estarían involucrados los gobiernos de la exmandataria brasileña Dilma Rousseff, y el de Raúl Castro.
La semana pasada el senador Bob Menéndez, el latino con más alto rango en el Congreso de EE.UU., dijo en el Senado que “la participación de la Organización Panamericana de la Salud en los programas de trata de personas de la dictadura cubana no puede ser ignorada. Una rendición de cuentas es necesaria urgentemente".
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