Placas de metal colocadas por las autoridades y pilas de escombros rodean el inmueble de la de otrora famosa tienda Fin de Siglo en La Habana, para de alguna manera enmascarar su avanzado estado de deterioro.
Según un reportaje de 14 y Medio, el panorama actual del legendario almacén resulta desolador.
“Esto lleva años así y se ha convertido en un basurero. Un día vinieron y pusieron estas chapas de metal. Lo primero que pensamos es que iban a reparar el edificio, pero nada de eso. Lo han dejado caer, con tantas familias que se han quedado sin casa en esta zona”, comentó una vecina del lugar que fue entrevistada por el medio independiente.
El reportaje firmado por el periodista Juan Diego González, resume las condiciones en que se encuentra la edificación modernista de la tienda ahora inutilizada y prácticamente en ruinas, a la que los vecinos de la zona lanzan sus bolsas llenas de basura en el espacio entre la valla y donde una vez estuvieron los escaparates.
Los aleros de las esquinas del edificio se han comenzado a desprender y el cartel con el nombre de la tienda casi no se puede apreciar entre la mugre y el óxido de las paredes.
Un jubilado inquirido por 14 y Medio, recordó la decadencia de la tienda en los años noventa, cuando era destinada para las compras que es Estado otorgaba a las parejas recién casadas, y valoró además su estado actual de destrozo.
“Cuando me casé, mi esposa y yo nos pasamos días en la cola para entrar y solo alcanzamos un tanque plástico para guardar gasolina y un embudo, pero ni ella ni yo teníamos carro. Cuando entré a Fin de Siglo aquella vez me impactó la oscuridad y la peste a humedad. Nada que ver con la tienda que conocí cuando niño”, rememora el habitante de la zona.
Ahora, el jubilado evita pasar cerca del lugar porque “el mal olor que sale del edificio unido al de la basura que no recogen durante semanas deprime a cualquiera”.
Ubicado en el bulevar de San Rafael, cerca del centro histórico habanero, la tienda Fin de Siglo se erigió como uno de los mayores referentes comerciales del país a principio de la década de 1950.
Según detalla una reseña histórica publicada en el sitio web de la emisora Habana Radio, la tienda por departamentos, con sucursales en varias ciudades, incluía casi todas las esferas del comercio minorista: vendía ropa hecha, joyería, juguetería, librería, locería y cristalería, peletería, perfumería, platería, quincalla y sedería; además, tenía un taller de confecciones y sombreros.
Además, el edificio contaba con aire acondicionado, escaleras mecánicas y amplios ascensores que hacían más cómoda la experiencia del cliente.
En octubre de 1960, el local fue nacionalizado por el régimen junto a otras 13 modernas tiendas por departamentos del país y ahí comenzó su lenta travesía a la decadencia y la ruina.
En 2016, la tienda se había convertido en un espacio que arrendaba el Estado a cuentapropistas de diferentes ramas que, en ese entonces, denunciaban que las autoridades trataban de desalojarlos del lugar.
Uno de los pretextos de las autoridades para sacarlos del local era el de supuestamente recuperar la tienda, a lo que se sumaba el ya por entonces deplorable estado arquitectónico del inmueble.
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