Una historia olvidada en el diferendo Cuba-EE.UU: Fidel Castro planeó acción terrorista para el Black Friday de 1962

Hubiera sido el acto terrorista de mayor envergadura en Estados Unidos antes del 9/11 y obedecía a la previsión de Fidel Castro para vengarse de John F. Kennedy si, luego de retirarse los misiles soviéticos, no cumplía el pacto con Jrushchov de no agresión a Cuba.

Santiesteban Casanova y García Orellana, escoltados por agentes del FBI para ser instruidos de cargos el 23 de noviembre de 1962 © Press Photo
Santiesteban Casanova y García Orellana, escoltados por agentes del FBI para ser instruidos de cargos el 23 de noviembre de 1962 Foto © Press Photo

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Este artículo es de hace 2 años

El viernes 23 de noviembre de 1962, Roberto Santiesteban Casanova, Marino Sueiro Cabrera y José García Orellana se declararon inocentes, ante juez federal de Nueva York, de conspirar para cometer sabotaje y de actuar como agentes del Gobierno Revolucionario de Cuba sin previa notificación al Departamento de Estado. Por fianzas de $250,000 a Santiesteban Casanova y $100,000 a Sueiro Cabrera y García Orellana, el trío continuaría en prisión provisional hasta el 22 de abril de 1963, en que volaron a La Habana gracias a un canje de presos.

Los tres habían caído en el jamo del FBI el 16 de noviembre por la noche. Según el FBI, José Gómez Abad y su esposa, Elsa Montero Maldonado, funcionario y telefonista de la Misión Permanente de Cuba ante Naciones Unidas, estaban implicados hasta el cuello en la conspiración, pero como gozaban de inmunidad diplomática fueron declarados personas non grata y salieron el 19 de noviembre hacia La Habana en vuelo de Aeronaves de México.


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Chris Simmons, teniente coronel retirado de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), puntualiza que el ataque estaba previsto precisamente para aquel viernes, Black Friday de 1962, en que el trío compareció ante el juez. Hubiera sido el acto terrorista de mayor envergadura en Estados Unidos antes del 9/11 y obedecía a la previsión de Fidel Castro para vengarse de John F. Kennedy si, luego de retirarse los misiles soviéticos, no cumplía el pacto con Jrushchov de no agresión a Cuba.

Según el FBI, los conspiradores tenían como objetivo volar la refinería de petróleo de la compañía Humble Oil and Refining en Linden, Nueva Jersey, así como detonar explosivos en las tiendas Macy’s, Gimbels y Bloomingdale de Nueva York, la Estatua de la Libertad, la estación de ómnibus de la Calle 42, la Gran Estación Central y otras paradas del metro en Manhattan.

La guarida de los conspiradores era el taller de joyería de García Orellana, sito en el sexto piso del edificio marcado con el número 242 Oeste de la Calle 27, donde trabajaba también Sueiro Cabrera como vendedor. Allí se ocuparon seis bombas incendiarias, 12 detonadores, tres granadas y una pistola automática calibre 45, así como un folleto de instrucciones que remitía la procedencia de los explosivos a la resistencia francesa contra los nazis durante la II Guerra Mundial.

La redada

En las actuaciones judiciales del caso United States v. Casanova (1963) consta que la conspiración se desbarató por obra y gracia de un informante.

El viernes 16 de noviembre, el FBI efectuó arrestos casi simultáneos en tres lugares distintos:

  • Alrededor de las 10:30 p.m., Santiesteban Casanova salió de su apartamento en Riverside Drive con intención de dirigirse en su automóvil a la guarida donde esperaba García Orellana. Fue interceptado en la acera y se resistió al arresto, pero en vez de su pistola sacó un papel de su cartera e intentó tragárselo. Un agente del FBI agarró a Santiesteban Casanova por la mandíbula y extrajo el papel apenas masticado, que tenía escrita una fórmula de explosivo a base de nitroglicerina, fosfatos y soda cáustica. El 23 de mayo de 2002, el programa Mesa Redonda de la TV cubana abordó el tema “¿Quiénes son los verdaderos terroristas?” y refirió el 17 de noviembre de 1962 como fecha de un ataque a funcionarios cubanos de Naciones Unidas, en el cual resultó herido el ataché Roberto Santiesteban Casanova.
  • A eso de las 10 p.m., Sueiro Cabrera abandonó la guarida para irse en auto hasta la intersección de Tercera Avenida Este y Calle 24, donde aguardaba una tal Ada Marie Dritsas. Tras aparcar y subir ella al auto, agentes del FBI se acercaron por ambas puertas para interrumpir la conversación.
  • García Orellana estaba en su taller a la espera de Santiesteban Casanova cuando recibió la visita de cinco agentes del FBI que, pistola en mano, además de arrestarlo ocuparon los medios ya descritos.

Fichas mínimas

Santiesteban Casanova había llegado a Nueva York el 3 de octubre de 1962 en el vuelo de la delegación cubana a la XVII Asamblea General de la ONU, encabezada por el presidente Osvaldo Dorticós, quien para el 8 de octubre largaba discurso contra el bloqueo, pero incluyó: “Tenemos de hecho nuestras armas inevitables, las armas que habríamos preferido no adquirir y que no deseamos emplear”. Este pasaje revelaría su significado unos días después al filo de la Crisis de los Misiles.

Aunque Santiesteban Casanova venía emplantillado como ataché de la Misión Permanente de Cuba ante la ONU, sus credenciales aún estaban en proceso al momento del arresto. Su alegato de inmunidad diplomática fue rechazado por la judicatura estadounidense, pese a sonadas protestas del jefe de la misión, Carlos Lechuga, por la detención del ataché y la expulsión de Gómez Abad y su esposa.

García Orellana era ciudadano americano por naturalización. Desde 1941 residía en Estados Unidos y había prestado servicio militar en la II Guerra Mundial. Así y todo, prefirió irse a Cuba con su esposa y dos hijas tras ser excarcelado. Sueiro Cabrera no tenía ciudadanía americana, pero al igual que García Orellana militaba en el grupo político de Castro —Movimiento Revolucionario 26 de Julio— y era asiduo al Club Casa Cuba, sito en 691 Colombus Avenue.

Dritsas era ciudadana americana por nacimiento. Graduada de Psicología Infantil en el Colegio Universitario Hunter, trabajaba en el centro social Hudson Guild, a dos cuadras de la guarida. Luego de intensos interrogatorios, el FBI determinó que nada tenía que ver con la conspiración de sabotaje y quedó en libertad.

Gómez Abad era hijo del guerrillero comunista gallego José Gómez Galloso (1910-1948). Nació en La Habana el 14 de marzo de 1941, siguió los pasos de su padre contra Batista y el 14 de diciembre de 1961 fue asignado como oficial de inteligencia con disfraz diplomático a la Misión Permanente de Cuba ante la ONU.

Desde el 28 de agosto de 1961 trabajaba allí Montero Maldonado, exguerrillera del III Frente Oriental Mario Muñoz. Al año siguiente se casaron y tras ser expulsados harían carrera en Cuba. Montero Maldonado [GINA] fue asistente de Celia Sánchez y sería lugarteniente de Pedro Álvarez Tabío en la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado.

Gómez Abad [DIOSDADO] ascendería en el Ministerio del Interior (MININT) hasta ayudante ejecutivo del Viceministro Primero. Participó en los trajines del Che Guevara luego del fiasco en el Congo, incluso la preparación de Tamara Bunke para la aventura en Bolivia.

Trío en apuros

Santiesteban Casanova, Sueiro Cabrera y García Orellana seguían en chirona cuando la CIA tuvo la ocurrencia de aprovechar el canje de los presos de la Brigada de Asalto 2506 por alimentos y medicinas para que su gestor ante Castro, el abogado neoyorquino James Donovan, propusiera como aguinaldo de la Navidad de 1962 que fueran liberados también unos 20 ciudadanos americanos presos por diversos delitos.

Castro accedió a cambiarlos a todos por aquellos tres agentes y otro cubano más: Francisco Molina del Río, alias El Gancho, quien lidiaba condena de al menos 20 años por matar a la niña venezolana Magdalena Urdaneta en el restaurante El Prado, Manhattan, el 21 de septiembre de 1960, al calor de una trifulca entre las banderías a favor y en contra de Castro con motivo de su asistencia a la XV Asamblea General de la ONU.

Entre aquellos veintitantos ciudadanos americanos había tres especialistas de la División de Servicios Técnicos de la CIA condenados a 10 años: David Christ, Thornton Anderson y Walter Szuminski, quienes fueron liberados el 21 de abril de 1963. Durante 949 días de encierro se mantuvieron plantados como los turistas Daniel Carswell, Eustace Dan-Brunt y Edmund Taransky, respectivamente, a pesar de que habían sido apresados in fraganti por el G-2 mientras instalaban dispositivos de escucha en local destinado a la agencia de noticias china Xinhua.

El 22 de abril de 1963, el gobernador de Nueva York, Nelson Rockefeller, otorgó perdón a El Gancho y al día siguiente los cuatro cubanos arribaban a La Habana. La acusación de sabotaje contra Santiesteban Casanova, Sueiro Cabrera, García Orellana, Gómez Abad y Montero Maldonado fue tachada de patraña.

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Arnaldo M. Fernández

Abogado y periodista cubano. Miembro del grupo Cuba Demanda en Miami.


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