María Elvira vs. Shalala: duelo entre liberales de espaldas a Trump

En noviembre, el trumpismo de Miami deberá elegir entre una demócrata y una republicana demasiado parecida a una demócrata. El escenario les es de pesadilla.

María Elvira Salazar (R) / Donna Shalala (D) © María Elvira-Shalala / Facebook.
María Elvira Salazar (R) / Donna Shalala (D) Foto © María Elvira-Shalala / Facebook.

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Este artículo es de hace 6 años

Este miércoles Miami amaneció gris para la facción política de extrema derecha. La peor pesadilla se había consumado: de un lado de la boleta de noviembre estará una demócrata cómodamente instalada en la izquierda, Donna Shalala, y al otro lado figurará María Elvira Salazar, una republicana situada tan a la misma izquierda que causa sospechas y confusión. Lo mismo entre demócratas que entre republicanos.

Mi colega María Elvira no tendrá a mal que yo, que presenté un noticiero durante los últimos dos años a su lado, afirme que la conozco lo suficientemente bien para saber que su conservadurismo es tan auténtico como el del futbolista que acaba de fichar por un nuevo club y afirma, a voz en cuello, que ese fue siempre el club de su vida.


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Le toca decirlo. Y a nosotros creerlo. O no.

Resulta cuanto menos divertido que María Elvira haya tenido que reafirmar, una y otra vez durante los últimos meses, que ella es en efecto republicana. Me hace gracia, lo confieso. Me recuerda a quienes despiertan tantas dudas con sus manierismos que deben ir por la vida confirmando todo el tiempo su sexualidad, sea cual sea. Por algo será.

En su defensa un argumento como un templo: si Donald Trump, mujeriego empedernido y confeso, donante irrefrenable del Partido Demócrata, patrocinador y protagonista de programas de reality y de certámenes de morbo carnal femenino, es capaz de llegar a la presidencia al frente del Partido Conservador, ¿por qué la dúctil María Elvira no puede colar su gol como republicana?

Y su discurso de este martes en la noche me hizo sonreír otra vez: ya ni siquiera disimula. Es lo que tiene ganar aplastantemente, estilo locomotora tirando de carritos de cartón. Puedes sostener tu discurso. Y sus palabras de aceptación de la victoria, con el 40% de los votos emitidos por los electores republicanos del Distrito 27, contuvieron dos referencias claras al movimiento liberal: legalización de indocumentados y defensa del medio ambiente. ¡Casi nada!

Que el Partido Republicano buscaba una sustitución moderada al más puro estilo Ileana Ros-Lehtinen (que en los últimos años se separó públicamente del carruaje de Trump y abanderó causas como la defensa de los transgéneros y del matrimonio igualitario) era sabido. Pero que la solución para mantener el escaño del Distrito 27 en poder del Great Old Party era enarbolar causas tan de izquierda me parece una abdicación escandalosa y reveladora.

Realidad como un templo: elegir una candidata como María Elvira, republicana de dientes para afuera, liberal en esencia, era la única manera de presentar pelea contra los demócratas en un distrito que fervorosamente se ha ido moviendo más a la izquierda en los últimos años. Que nadie olvide que Hillary Clinton derrotó en ese mismo distrito a Donald Trump por una diferencia grosera de 20 puntos porcentuales.

Al otro lado de la franja electoral aparece Donna Shalala, mujer de inteligencia probada como presidenta de la Universidad de Miami, y cuyas propuestas de promover una reforma en el control de armas y buscar soluciones humanistas para los inmigrantes indocumentados la llevaron a alzarse con la victoria sobre su más cercano rival, el representante estatal David Richardson.

Pero la ironía más amarga para el sector de extrema derecha de Miami, de composición mayoritariamente cubana, es que deberán escoger, según ellos mismos han manifestado desconsoladamente en las redes sociales durante las últimas horas, “entre el cáncer y el Sida”.

María Elvira tiene posiciones casi idénticas a las de Shalala en cuanto a inmigración, y en uno de los temas más punzantes para el republicanismo de línea dura: Obamacare. En varias entrevistas concedidas durante las últimas semanas, la ex presentadora defendió que mientras no se lograra encontrar un método probadamente más eficaz había que conservar el Obamacare para no dejar sin cobertura a 50 millones de estadounidenses. Shalala, desde luego, defiende lo mismo.

María Elvira se declara cristiana evangélica, pero defiende el matrimonio homosexual y el derecho de estos a adoptar. Defiende, más escandaloso aún dentro del conservadurismo rancio, el derecho de la mujer al libre albedrío en el espinoso tema del aborto.

¿Queda claro el panorama de pesadilla que se presenta ante ese votante de filiación ultraconservadora de Miami que deberá elegir entre la Shalala, una ex funcionaria de la Administración Clinton, y María Elvira, una republicana diluida en el pensamiento más liberal de estos tiempos?

Personalmente lo considero una excelente noticia. No me escondo. Que la candidata al Congreso por el ala republicana enarbole en su discurso de aceptación una tónica ambientalista de protección a “la casa mayor” que es este planeta, y que gracias a ese discurso sostenido durante su campaña los votantes la hayan coronado con una victoria de escándalo por sobre el resto de los contrincantes republicanos es un síntoma imposible de obviar.

Bruno Barreiro (25.7% de votos), María Peiro (8%) y Stephen Marks (7%) fueron los tres que le siguieron a la Salazar en votos la noche del martes. Todos los componentes de la boleta republicana declararon su adhesión a Donald Trump casi como una oración de salvación espiritual-electoral: esperaron obtener el favor de votantes a los que evidentemente conocieron poco o nada. El resultado es que Barreiro, Peiro y Marks habrían necesitado juntar todos sus votos para igualar apenas a María Elvira Salazar, la única que no utilizó el comodín Trump para hacer campaña.

Miami votó demócrata en las presidenciales de 2016. En el condado Mami-Dade Hillary Clinton venció Donald Trump por paliza: 52% a 25%. Y en 2018, el distrito más codiciado (incluye algunas de las zonas más representativas e influyentes de la zona como Miami Beach, Coral Gables, Pinecreast, Key Biscayne y South Miami) elegirá una representante federal que, sea del bando que sea, tendrá una voz indudablemente liberal en el Congreso de Washington.

Los cubanos de Trump en Miami tienen cuerdas vocales poderosas, de eso no hay duda. Generan mucho ruido, y son un puñado. Desafortunadamente para ellos las urnas no entienden de ruido.

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Ernesto Morales

Periodista de CiberCuba


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