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Se llama Reinier Humberto Compte Hernández y abandonó la misión cubana en Venezuela, en la que participaba desde 2014. Estuvo trabajando dos años y seis meses en el programa Barrio Adentro, en el estado de Barinas, CDI Corazón de Jesús. Lo enviaron sancionado a Cuba y no se lo pensó dos veces: sacó pasaporte y se marchó a Trinidad y Tobago, donde permanece varado. Su situación no mejoró. Salió de Guatemala para meterse en Guatepeor.
Un año de esa misión en Venezuela la pasó el doctor Compte trabajando con la familia Chávez. "En ese tiempo estaba de gobernador Adán Chávez (hermano mayor del fallecido presidente Hugo Chávez)".
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Como muchos médicos cubanos exiliados, el doctor Compte, especialista en Terapia Física y Rehabilitación, confiesa que su única esperanza es la reapertura del Cuban Professional Medical Parole a propuesta de los senadores Marco Rubio y Bob Menéndez, que el pasado 10 de enero presentaron la iniciativa en el Senado de Estados Unidos.
Reinier Compte explica a CiberCuba, por teléfono, que decidió abandonar la delegación cubana tras enfermar de dengue hasta en tres ocasiones y pasar mucho trabajo para que le dieran el fin de misión a los dos años y seis meses (estaba obligado a pasar 3 años en Venezuela).
Este médico asegura que llegó incluso a escribir una carta al Secretariado de Salud en Cuba, sin que le respondieran nunca. Fue entonces cuando optó por no trabajar más. "Me sancionaron tres veces porque decían que era un incumplimiento a la patria".
Finalmente lo enviaron sancionado de vuelta Cuba, con el compromiso de regresar a Venezuela en tres meses. Al llegar, volvieron a sancionarlo por lo mismo en su centro de trabajo. Por eso optó por sacarse un pasaporte y salir de Cuba el 16 de diciembre de 2017.
Su situación en Trinidad y Tobago no es fácil. "Se pasan aquí momentos difíciles, críticos. Llevo un año y tres meses. Este es un país de asilo y aquí no te dan derecho a trabajo. Todo lo que haces tiene que ser por fuera porque si te agarra emigración te mete preso. Es un problema", comenta.
El doctor Compte no esperó a leer la noticia y se fue a la embajada de Estados Unidos a preguntar por el programa Parole para médicos cubanos que le permitiría a los profesionales cubanos de la Salud pedir asilo en cualquier embajada norteamericana del mundo. "Me dijeron que eso es para un futuro porque ese programa está clausurado desde 2017 y no hay proyecto de apertura. La realidad es que necesito ayuda porque en este país no me va nada bien", comentó a este portal.
Su caso, explica a CiberCuba, no es una excepción. Él no es el único médico cubano varado en Trinidad y Tobago. "Somos varios de diferentes ramas que estamos pasando por la misma situación. Aquí no tenemos futuro. No hay futuro para los emigrantes", dice.
En Trinidad y Tobago el doctor Compte está trabajando de albañil, carpintero o lo que aparezca. "No he podido ejercer mi especialidad porque soy un emigrante y no tengo papeles".
Ahora se comunica con su familia por IMO o WhatsApp, pero la tristeza no se la quita nadie. "Es triste y duro saber que no puedo regresar a Cuba y saber que no puedo ver a mi familia durante ocho años o más. Pero tengo la esperanza de que algún día pueda reencontrarme con ellos de nuevo", dijo.
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