La Tribuna Antiimperialista de La Habana, símbolo de la Batalla de Ideas impulsada por el dictador Fidel Castro y sede de masivos actos políticos por casi dos décadas, se encuentra en pleno proceso de demolición con vista a levantar oficinas de protocolo en el céntrico lugar.
La información la confirmó este martes la colaboradora de CiberCuba, Iliana Hernández, desde la capital cubana. La instalación estaba totalmente abandonada desde hace meses.
Al parecer el espacio estará destinado en su totalidad a la edificación de dos oficinas de protocolo junto con una pequeña tarima para las presentaciones de grupos culturales como La Colmenita. Con ello, se busca eliminar el desarrollo de grandes conciertos que, supuestamente, desataba las quejas de los vecinos.
El objetivo es terminar el nuevo proyecto al término del presente año, como parte de las actividades en celebración del 500 aniversario de la fundación de La Habana. No obstante, las astas de las banderas no serán removidas hasta el 2020, por la dificultad que conlleva su extracción.
Desde el pasado sábado usuarios en redes sociales han estado compartido imágenes de los equipos de trabajo desmantelando las estructuras de concreto junto a los mástiles desnudos.
La Tribuna Antiimperialista "José Martí" fue uno de los tantos caprichos de Fidel Castro que implicó un elevado gasto de recursos materiales y horas de trabajo. La obra comenzó a construirse el 15 de enero de 2000 y concluyó en 80 días de trabajo ininterrumpido, en los que laboraron 1,988 obreros, técnicos, arquitectos e ingenieros de varias provincias en jornadas intensas.
La idea de construir esa instalación surgió a raíz de la campaña propagandística y las movilizaciones masivas por el retorno del niño balsero Elián González a Cuba. El lugar se seleccionó por su proximidad al edificio de la entonces Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana (USINT).
Fidel Castro concibió personalmente la tribuna "fuerte y bien diseñada"para que se pudieran realizar allí grandes concentraciones populares. Según sus indicaciones, tendría utilidad a largo plazo, porque una vez que devolvieran al niño cubano no cesarían las manifestaciones, pero solo se cambiaría la posición de los alto-parlantes que ya no apuntarían hacia la USINT.
La Tribuna debía cobrar una importante papel en la educación cultural, general y política de la juventud cubana, por lo que Castro sugirió darle a la dirección nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas la misión de organizar y supervisar la construcción de la tribuna en el más breve tiempo posible.
La prioridad que Castro le dio a la tarea implicó la utilización de capital financiero y humano que había sido asignado a otras obras sociales programadas, lo cual provocó disgusto en numerosas personas que sufrían problemas constructivos en sus casas.
Hoy, las ideas de permanencia y utilidad política de la tribuna se han ido a bolina.
En 2017 las penetraciones del mar, producto del huracán Irma, afectaron la estructura. Esto empeoró con el accionar de la población, quienes tomaron del lugar baldosas, instalaciones eléctricas y hasta los marcos de las puertas.
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