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El doctor Roberto Castellanos Gutiérrez, quien fue médico personal de Fidel Castro y Hugo Chávez, reveló que el dictador cubano ponía a prueba todos los días, "una o varias veces" al equipo que lo atendía, y era mejor mostrarle inseguridad sobre algún conocimiento que "tratar de pasarle gato por liebre".
“Aprendí mucho, porque con el Jefe se aprendía, se aprende, de todo. Todo lo preguntaba", dijo Castellanos en una larga entrevista con el periódico oficialista Trabajadores. "Todos los días nos ponía a prueba, una o varias veces. Era mejor decirle que uno no estaba seguro de algo y que debía revisar, que tratar de pasarle gato por liebre".
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Castellanos, de 51 años, es actualmente director general del Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas (CIMEQ), institución dedicada a la atención de altos dirigentes y figuras de la élite gubernamental cubana. Asumió esa responsabilidad tras tener a su cargo la atención médica del presidente venezolano Hugo Chávez, fallecido en 2013.
"A ese grupo médico lo distinguió la fidelidad, la entrega; fueron momentos muy difíciles, mucho más porque coincidieron las enfermedades de ambos [Fidel y Chávez] y teníamos que interactuar y atender a los mayores líderes mundiales de las últimas décadas. Fueron muchas cosas juntas, cosas que no se enseñan en la carrera", relató Castellanos, condecorado con el título de Héroe del Trabajo de la República de Cuba en 2017.
Con 36 años, Castellanos pasó a formar parte del equipo médico que de manera directa atendía a Fidel Castro y asumió la jefatura del grupo luego que su director, el doctor Eugenio Selman-Housein fuera sustituido por supuestamente errar en el diagnóstico de la enfermedad de su ilustre paciente en 2006.
También a partir de 2011 dirigió el grupo médico que atendió a Chávez tras ser diagnosticado de cáncer en el CIMEQ. A la muerte del gobernante venezolano, Nicolás Maduro condecoró con la Orden Libertadores y Libertadoras de Venezuela a Castellanos junto a un grupo de siete médicos por su labor en la Unidad Médica Presidencial.
Es la primera entrevista personal a Castellanos en la prensa oficial cubana en relación con sus responsabilidades de atención a Castro y Chávez, y como director del CIMEQ.
"En ese trabajo tiene que predominar la profesionalidad; tienes que ser capaz de contener los afectos, abstraerte y cumplir con tu función profesional. Pero somos humanos y no pocas veces las lágrimas te inundan, entonces tienes que dejar el llanto y ser un profesional. Para eso estás ahí", sostuvo Castellanos.
Respecto a Fidel Castro, el médico dice que nadie estaba preparado para el deterioro físico y los quebrantos de salud del dictador.
“Te puedo asegurar que ningún revolucionario estaba preparado para asistir a la involución biológica, a las complicaciones o limitaciones físicas de Fidel, aunque felizmente mantuvo en todo momento su capacidad mental, tanto que él mismo fue preparando al pueblo e informó a todos de su enfermedad”, confesó el médico militar.
Él mismo no puede sustraerse de la nostalgia castrista: "El que no esté el Jefe es muy duro, durísimo, pero extraño aquel trabajo de médico personal, de asistencia".
Según él, Castro era "muy exigente, con los demás y con él mismo".
"Exigía el dominio de las cosas. Estando enfermo trabajaba mucho, un montón de horas cada día. Estuvimos muchos años juntos; y le aseguro que llegamos a tener una gran comunicación”, agregó.
En su afán de control, Fidel Castro no solo quería conocer sobre las decisiones de su salud, sino que se inmiscuyó en el tratamiento médico de Chávez en Cuba. El propio mandatario venezolano lo comentó en una de sus intervenciones públicas: "Fidel tomó el mando".
En realidad, desde mayo del 2003, la salud de Chávez estuvo en manos de la llamada Misión Martí, una unidad especial de médicos militares cubanos que fueron enviados directamente por Fidel Castro con la tarea suprema de cuidar al presidente venezolano.
Como "médico superior"-según lo definió entonces Chávez-, Castro estuvo a cargo de la supervisión del tratamiento médico y los cuidados ofrecidos a Chávez en Cuba, y se involucró en los pormenores de la intervención quirúrgica como si fuera una tarea de Estado.
Castellanos es especialista en segundo grado en Medicina Intensiva. Antes de graduarse como médico pasó a las filas de las Fuerzas Armadas y desde 1992 pertenece al Ministerio del Interior (MININT). Ostenta grado militar de Teniente Coronel.
Su dedicación al CIMEQ parece ser total, a juzgar por sus confesiones: “A veces duermo aquí. De hecho, cuando me voy a la casa monto allá el Puesto de Mando. Es que son muchas cosas, muchos criterios y decisiones. Pero no es ningún mérito; es mi obligación".
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