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Iván López Rodríguez es uno de los cronistas deportivos más destacados de la televisión cubana. Pese a estar jubilado, volvió a ser noticia hace unos días, cuando las redes se llenaron de imágenes y comentarios sobre su nueva profesión: Vendedor de chicharrones de cerdo a tiempo parcial, como complemento a su escasa pensión mensual.
No lo creí y -como ya lo tenía en lista de entrevistas para CiberCuba- me encaminé hacia su casa en el Vedado, donde recibió junto a su esposa Carmita, con la que lleva nada menos que ¡52 años!, su encantador perrito y, como siempre, una amplia sonrisa en su rostro.
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Pero no solo hablamos de chicharrones porque a sus 77 años, la vida de Iván López da para un libro y sus conocimientos sobre el béisbol llenarían muchos libros. Pelotero en natal Camagüey, camarero en una fonda española de La Habana, Instructor de Arte, titiritero, cobrador de suscripciones del dominical Juventud Rebelde y periodista deportivo, su pasión.
Andan diciendo por ahí que vendes chicharrones.
Pues sí, es verdad, vendo chicharrones por encargo a amigos, vecinos ¡en fin! en determinadas ocasiones pero, te pregunto yo ahora Julita: ¿eso es ilegal, algo turbio, algo de lo que yo tenga que avergonzarme?
Me avergonzaría si acosara al turismo, si pidiera limosna en la calle, si pidiera prestado, pero… ¡yo no hago nada de eso! Y tengo que mantenernos a Carmita y a mí con un pírrico salario de jubilado que no llega a los 400 pesos. Después de tantos, tantísimos años de trabajo, 52 en total, devengar 385 pesos, con el aumento recientemente establecido. ¡385 pesos! ¿Alcanza?
Iván López, una de las personas más optimistas y risueñas, siempre presto al chiste y la broma, ve como su rostro se entristece y altera. El "no es justo” lo repite una y otra vez…Y es que, sencillamente, ¡no es justo!.
Iván, me dio mucha alegría cuando te vi en el Juegos de las Estrellas efectuado esta temporada en Camagüey, cómo te reconocían, cómo los peloteros y entrenadores se te acercaban a saludarte, nuestros compañeros de la tele. Eso demuestra que, al menos, la gente de la Redacción Deportiva te recuerda.
¡No me digas! Fue un dirigente de la radio que me preguntó si iba al Juego de las Estrellas y le dije que no, que nadie me había invitado, y en menos de una hora, me llamaban para que asistiera a un evento que yo hice tantas veces, y sí, me regocijó; pero fue así, no te engañes.
Te retiras y automáticamente te multiplican por cero. Pero, además, me has visto en algunos programas de invitado en la tele, de béisbol en específico, pero jamás me pagan; o sea, es gratis. Y con gratis no se vive. ¿No crees? Ni un contrato ni nada. Así que sí, cuando me encargan los chicharrones, ¡los hago!
Créanme que no sé ni qué decirle a este hombre que ha dedicado su vida al periodismo deportivo, al deporte cubano; el mismo de las tertulias combativas con el colega Miguel Ángel Masjuán o las esquinas calientes con el genial Bobby Salamanca o como tercer hombre de las transmisiones televisivas de la pelota junto a la emblemática e incomparable pareja de narradores integrada por Eddy Martin y Héctor Rodríguez.
¿Qué les parece si chicharrones aparte puedo presentarles a este carismático hombre que hoy sobrevive sin perder la sonrisa?
Yo soy camagüeyano, nacido en Maternidad Obrera de la localidad de Agramonte; hijo de Belarmino y Ana María; esposo de Carmita y padre de Aloima y Eddy… Ah, y abuelo de mi bella Andrea, que ya es toda una psicóloga.”
¿Cuándo viniste para La Habana?
Tenía 16 años; mi padre, espirituano de cuna llevaba el guajiro en el alma, y además de chofer de ómnibus escribía, cantaba y acompañaba con su guitarra a varios exponentes de la música campesina, entre ellos a Celina González y Reutilio.
En Camagüey, mi padre era radio aficionado, tenía un programa campesino en Radio Agramonte, que al mudarnos, trasladó a Radio Progreso. Ese trabajo lo simultaneaba con el de electricista en el ICRT.
¿Tu quisiste ser pelotero, cómo fueron tus comienzos?
Eso se remonta a Camagüey. Tenía 10 años y pertenecía al equipo Compañía Cubana de la Fianza, cuyo uniforme era blanco con ribetes azules y rojos pero predominante en azul y -como yo era almendarista a morirme- por eso integraba el Fianza.
Jugábamos en el terreno de la Planta Eléctrica y al concluir el choque, a cada niño le regalaban una maltina, que era la propaganda de la firma que auspiciaba el torneo. Y es que no es lo mismo competir por un incentivo que por nada. Ahora, bueno hace tiempo, lo estamos comprobando..
Cuando llegaste a La Habana, ¿seguiste jugando pelota?
Mi padre nos mandó con una familia a Bolondrón en Matanzas, mientras él se abría paso en la capital, pero yo no aguanté y con 16 años estaba en La Habana de lavaplatos en la fonda de Cariño, un español que me daba desayuno, almuerzo y comida y 2 pesos semanales, una fortuna en aquella época.
Con él estuve un año y tras convocatoria de la primera Escuela de Instructores de Arte del Comodoro me gradúo en la especialidad de teatro y paso el servicio social en Consolación del Norte en Pinar del Río.
En 1967, con 21 años, puedo acceder al Teatro Guiñol de La Habana. Uno de los que me había ayudado a obtener esa plaza, Jesús Diegues, quien pertenecía al Consejo Nacional de Cultura, es nombrado administrador del periódico Juventud Rebelde y ahí empecé yo a laborar como cobrador de las suscripciones del diario.
¿Dejaste de ser titiritero?
No, para nada. Simultaneaba esa labor con la del periódico. Corría el año 1966 que es cuando conozco al amor de mi vida, María del Carmen, mi Carmita.
Después comencé a estudiar en el curso para trabajadores de la Licenciatura en Periodismo, de donde egresé en 1978.
Es aquí, en este momento que Iván y Carmita empiezan a debatir por los distintos centros de trabajo de nuestro entrevistado que para resumir les digo que laboró en Juventud Rebelde, Radio Reloj, Radio Caribe 1310 y el rotativo Victoria, estos últimos en la Isla de la Juventud además de la Televisión Cubana.
En este período Iván López va como periodista dos veces a Angola; de la primera guarda un triste recuerdo porque por esas cosas de la vida lo consideraban como “un rajado” y fue devuelto a Cuba, cuando en realidad estaba enfermo cuando se hizo el llamado, amén de que él estaba como periodista no como combatiente. Mucho pasó Iván para quitarse ese estigma de encima que en aquellos tiempos era devastador.
Regreso a Angola en 1985 y permanecí allí hasta 1987, creando incluso el museo "Arnaldo Milián Castro dedicado a Mayombe, provincia de Cabinda. Creo que despejé las dudas. Pienso que a partir de ahí pude respirar mejor.
Pienso que Eddy Martin ocupa un importante lugar en tu vida.
“Eddy siempre me apoyó, creyó en mí. Nos llevó a la tele a Raúl Arce, a su sobrino Tony González Martin y a mí, cada uno en diferentes espacios y funciones.
Yo entré como comentarista de béisbol al cierre, en el programa 24 horas que luego se convirtió en Hoy Mismo.
Pero antes hiciste la esquina caliente.
Por supuesto, gracias a la invitación del genial Bobby Salamanca, comenzamos una sección de participación en la que los aficionados opinaran de pelota.
El me dijo que no sabía si ponerle "La esquina de la pelota" o "La pelota en la esquina" pero resultaban tan polémicas las discusiones que al final nos decidimos por "La esquina caliente". Se desarrollaban en la céntrica esquina de 23 y 12, frente a la cafetería La Pelota. Era la primera ocasión que me enfrentaba a una cámara de televisión.
"La esquina caliente" se ha multiplicado y ahora muchos colegas de todos los telecentros provinciales las realizan con el desarrollo de las Series Nacionales, lo que resulta un legado de Bobby Salamanca e Iván López.
Y ¿cómo es que te conviertes en el tercer hombre de la pelota?
En 1999, Eddy me convoca a una reunión en casa de Héctor para cocinar mi futuro trabajo, y tras un fructífero intercambio me convertí en el tercer hombre en las transmisiones beisboleras.
Así comienzo mis avatares por la Isla persiguiendo los mejores juegos, que entonces se trasmitían por la noche, excepto los domingos. Y es que el béisbol es nocturno, pierde mucho interés cuando son partidos diurnos. Nada más mira las últimas temporadas, cómo se ha perdido el interés. No hablamos de los plays off sino en la etapa regular.
El béisbol no está diseñado para jugarse de día; hasta nuestro invierno, salvo unos días, es caluroso.
Recuerdo aquellos shows que armaban Eddy, Héctor y tú con el tiempo, ¿qué te gustaba más, ser el tercer hombre o ser el meteorólogo de la pelota?¿Cómo empezó todo?
Eso comenzó una tarde, en el estadio José Ramón Cepero, de la capital avileña, donde empieza a encapotarse el cielo. Eddy y Héctor, nacidos en esa provincia, se dan a la tarea de vaticinar si llovería o no; que si las nubes que estaban por el left field traían agua; que si las que estaban por el center…Y así, hasta que yo dije: Héctor, el agua viene por el right¨. Muchacha, y ahí mismo cayó un palo de agua que hubo que suspender el encuentro.
A partir de esa anécdota me pusieron los nombres de los meteorólogos cubanos, e incluso me dedicaron décimas como cuando una cerrada neblina bajó sobre el estadio cienfueguero 5 de Septiembre y yo dije que era humo.
Recuerdo que el final de la décima decía: ¡El pobre no sabía que en la Perla del Sur se iba a ponchar a full contra la meteorología ya que dijo que era humo la neblina que allí había!
Hablando sobre tus largos años en compañía de Eddy y Héctor, ¿qué recuerdas? Debes tener muchas anécdotas.
Con ambos aprendí mucho; yo sabía de pelota pero ellos eran unas enciclopedias. Poseían un conocimiento profundo; Eddy era el hombre historia, Héctor era de mi generación y sabía de todo. ¡Aquel vozarrón que tenía!
Hacíamos una trasmisión muy amena; podíamos equivocarnos porque éramos humanos pero de que ellos formaban una pareja inigualable, emblemática, irrepetible, legendaria, es una gran verdad.
Y anécdotas tengo muchas. En Camagüey, ¿recuerdas aquel juego del play off entre camagüeyanos y Ciego de Ávila y el conocido jonrón de la palmita?
Pues yo salí, al concluir el choque, para el camión de remoto y me interceptan dos aficionados que me preguntan que yo creo, y les dije lo que vi: la pelota dio en la palmita y entró, por ende, fue cuadrangular.
Ay muchacha, me cogieron por el cuello y me tiraron contra la unidad. La suerte que estaba la policía cerca y se los llevaron.
Diego Armando Maradona, en plena carrera como jugador, nos concede una entrevista a nuestro amigo y compañero Milton Díaz Cánter y a mí en Argentina. También pudimos charlar con el portero Sergio Goycochea y el defensa Oscar Ruggeri.
En el diálogo con el Pibe de Oro, le dije que habíamos ido al lugar donde nació, Villa Fiorito, y que habíamos conversado con amigos de la infancia.
Su cara fue de asombro y lo que me dijo nunca lo olvidaré: Vos estás loco. ¿Estuviste en Villa Fiorito? ¿En qué fuiste? Yo le respondí: En un Mercedes Benz de la embajada. Y ahí mismo soltó una carcajada: Estás más loco todavía.
¿Y pasó algo desagradable allí?
No, qué va, cuando se enteraron que estábamos haciendo un reportaje de Maradona y éramos cubanos, nos hicieron un asado y brindamos con vino.
Si te pido un equipo CUBA de todos los tiempos.
No, que vá, eso es imposible. Son muchos. Mira de antes de las Series Nacionales te puedo mencionar a Martín Dihigo, el Inmortal, Tony Oliva, Ángel Scull, Orestes Miñoso, Fermín Guerra, Asdrúbal Baró, Willy Miranda, Utus Álvarez y lanzadores como José de la Caridad Méndez, el Diamante Negro, Conrado Marrero, Pedro Ramos, entre otros muchos.
De nuestras Series Nacionales de Béisbol: Ricardo Lazo, Juan Castro, Ariel Pestano, Agustín Marquetti, Antonio Muñoz, Rey Vicente Anglada, Antonio Pacheco, Orestes Kindelán, Lázaro Junco, Omar Linares, Germán Mesa, Luis Ulacia, Luis Giraldo Casanova, Wilfredo Sánchez, Víctor Mesa, Lourdes y Yulieski Gourriel, Lázaro Vargas, Miguel Cuevas, Ermidelio y Osmany Urrutia.
En el pitcheo, Changa Mederos, Braudilio Vinent, Pedro Luis Lazo, Norge Luis Vera, el Duque Hernández, José Ariel Contreras, Omar Ajete; ya te digo entre muchos.
Me imagino que con muchos de ellos has intercambiado. ¿Recuerdas algo en específico?
Pues sí, dos anécdotas relacionadas con el Gigante del Escambray, Antonio Muñoz. ¿Sabías que él tenía pánico al avión? Pues se sentaba a mi lado en el vuelo con una camisa en la cabeza y a cada rato rezaba: ¡ay mis gemelas, ay esto se cae! y así desde Tokío a Moscú, ¿te puedes imaginar?
Antes, en el Mundial de Japón, entrevisté a Braudilio Vinent y al propio Muñoz antes de comenzar el juego final. Veo al Meteoro de la Maya con una toalla en la cabeza y le dije: Bayiyo, ¿qué pasa mañana?. Levanta el brazo y con su índice señala un uno y me dice, con una sola carrera gano. A la vez converso con Muñoz, ¡ese juego lo decido yo!
Ganó Cuba una por cero con jonrón del Gigante y lechada de Braudilio. Te digo que si me pongo a contar historias no acabamos, aunque no quiero dejar de contarte una con Marquetti.
Resulta que el inicialista azul torea una bola y en el periódico le pongo OLÉ, y al otro día me estaba esperando y me dijo cualquier cantidad de cosas y si no fue a mayores fue por la intervención de los allí presentes. Y te cuento algo, después de aquello fuimos los mejores amigos y hasta nos reíamos de aquel suceso.
¿Puedes señalarme hitos en tu vida periodística?
“Hay varios: Llegar a la Higuera donde murió el Che, entrevistar a Diego Armando Maradona, cuando aún era figura de la selección nacional argentina, y por sobre todo, la entrevista especial a Juan Manuel Fangio, quien a sus 85 años terminó manejando un Mercedes Benz en mi honor.
¿Qué opinas del béisbol cubano actual, piensas que Higinio Vélez es culpable de lo mal que anda?
Los resultados no se corresponden con las expectativas que se tenían al ser Higinio un exitoso manager. Pero hay que tener en cuenta que los tiempos son otros, la partida de los peloteros desde edades tempranas, cadetes, juveniles y mayores; los hacemos y se nos van.
La competencia de otras ligas es totalmente desleal. Pero hay formas de tratar de mejorar un tanto a los peloteros e incluso a árbitros y técnicos y es cobrar más por la entrada a los estadios.
Pero Iván, si muchas veces están vacíos, sobre todo por ser choques diurnos.
Sí, pero en los plays off se llenaron. Ese dinero puede pagársele a los jugadores y aunque ni se parezca a la cifra que cobran los de afuera, mejorarían, ¿o no?
Los comercios dentro y fuera del estadio que los gestionen los cuentapropistas y que le tributen al Estado y éste a su vez, al deporte, en especial a la pelota.
Otra cosa que incide en la situación adversa de la pelota cubana en la actualidad es la falta de información y de interés. Un pelotero se poncha con la recta de un lanzador determinado; la otra vez que lo enfrenta, también se poncha. ¿Por qué sucede esto? ¿Dónde está la labor del entrenador y el interés del propio jugador?
Otro factor importante es el deterioro de la base; no se juega ni remotamente como antes. No hay implementos, se han esfumado torneos inter escuelas, inter barrios, regionales.
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