El Instituto de Planificación Física de Cuba ha calificado la sustitución del césped por adoquines en el tramo final de la calle G, en el Vedado, de “violación urbanística”; llama a "restañar la herida" y "restaurar y preservar la mejor imagen de este ícono".
En nota informativa publicada en su web y difundida por el canal Habana, el organismo alude a la polémica y descontento general que la citada intervención urbanística generó en la población; y precisa “que toda intervención urbana debe estar acompañada del conocimiento especializado y el apego a las normativas, particularmente en El Vedado, zona urbana de gran valor patrimonial”.
Califica de “modificación inconsulta” la sustitución de césped por "adocretos", y precisa que la acción “debió ser presentada a revisión y aprobación por los órganos competentes”, algo que no se hizo y motivo por el cual “constituye una violación urbanística”.
“Las autoridades y la DPPF de La Habana así lo han identificado. Corresponde ahora restañar la herida, restaurar y preservar la mejor imagen de este ícono y propiciar el continuo verde tan necesario en nuestra ciudad”, concluye la nota.
El Instituto de Planificación Física, adscrito al Ministerio de Economía y Planificación, es el organismo encargado de velar por la política establecida por el gobierno en materia de ordenamiento territorial y urbanismo, a través de las direcciones provinciales y municipales de Planificación Física.
La semana pasada, el propio primer secretario del Comité Provincial del Partido en La Habana, Luis Antonio Torres Iríbar, reaccionó con críticas a recientes transformaciones en espacios urbanos de la capital cubana como el citado tramo de Avenida los Presidentes y el muro de 1ra. y 70, en Miramar; este último ya derribado tras fuerte presión popular.
Torres Iríbar reconoció que las remodelaciones se habían ganado la desaprobación de los residentes capitalinos, “por no haberse pensado bien" y "violar lo establecido y atentar contra el patrimonio”.
El dirigente criticó a los inversionistas "porque desestimaron las consultas pertinentes como correspondía" y dijo que "la falta de esmero" impacto negativamente "en las terminaciones”, según reseñó Tribuna de La Habana.
“Vivimos en una ciudad rica en valores patrimoniales de todo tipo (históricos, culturales, arquitectónicos…) y estamos en la obligación de preservarlos como un tesoro invaluable a legar a las futuras generaciones; quienes, a su vez, tendrán la obligación de asumir el mismo reto”, añadió Torres Iríbar.
El alto funcionario provincial reprochó a los organismos implicados en la fiscalización y control -entre ellos Planificación Física, el CITMA, Patrimonio y los gobiernos locales- por no alertar a tiempo ni exigir la paralización de dichas acciones constructivas, como lo dispone la ley. En ese sentido, llamó a que no se repitan "prácticas tan dañinas" en lo adelante.
Antecedentes de la polémica
Hace poco más de dos semanas, estalló la polémica en las redes sociales cuando comenzaron a circular imágenes que mostraban cómo habían sido sustituidas las áreas verdes del tramo de la calle G más pegado al mar, con un pavimento de adoquines.
En medio del estupor generalizado y de críticas secundadas incluso por arquitectos, salió en defensa Johana Tablada de la Torre, subdirectora de EE.UU. en el Ministerio de Relaciones Exteriores -que radica en edificio colindante con la zona- y dijo que las críticas a esas acciones generaban una campaña de calumnias en las redes sociales.
Tablada de la Torre dijo que estaba "casi intacto y bonito”, y aclaró que se rellenó solo una cuadra con adoquines porque el mar entra cada año y lo inunda sacando la tierra infértil y ensuciándolo todo. "Llevan siglos plantando y sembrando hasta la tierra y no resulta”, concluyó.
Las palabras de la funcionaria del MINREX solo añadieron más leña al fuego y recibió respuesta incluso de Silvio Rodríguez, quien escribió: “Perdónenme la tontería de preguntarme si no valdría la pena volcar de vez en cuando algunos camiones de buena tierra (no bloqueada) para evitar la agresión a la fisionomía histórica de la ciudad”.
El anuncio del Instituto de Planificación Física apunta a una posible restitución del césped y, de ser así, sería la segunda marcha atrás en materia urbanística en pocas semanas. De confirmarse, sería una doble victoria de la presión popular, acompañada de la inexcusable crítica a la cadena de errores que, en ambos casos, llevaron a un derroche de materiales de construcción en una ciudad tan necesitada de ellos.
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