Me pasó el dato un amigo. De esos que te sueltan, de repente y sin previo aviso, un: "¿No has visto la última de...?".
Y empecé a dar vueltas y a cacharrear en mi vieja, rajada, computadora Mac. Que ha de tener más de un catálogo bien surtido de pandemias, por la cantidad de virus que le deben entrar periódicamente. Lo que me hace encontrar, de tanto en tanto, alguna que otra teta turca, un video clip de Pakistán, comerciales de piezas de carros rusos o videojuegos de guerra.
Así, saltando y saltando, de un lado para otro, buscando información -y como quien no quiere las cosas- me tropecé con ella y...
Los cinco minutos iniciales de esta película son de una intensidad tal que siembran frente a la pantalla, sin derecho ninguno a replicar.
En Moscú, se realiza una eficaz operación de purga y captura de espías norteamericanos por parte de la KGB. Luego le sigue una brevísima, minimalista, animación con el título del filme.
Nada más.
Una preciosidad.
Una elegancia.
En los quince minutos posteriores, uno ya está enganchadísimo. Y a la media hora, cuesta dejarla, hasta para ir al baño.
Con una edición trepidante, esta -la más reciente película estrenada, producida, escrita y dirigida por el archiconocidísimo director de cine francés, Luc Besson, tiene una muy original, e inteligente, construcción o progresión dramática, pues continuamente se va de atrás pa'alante en la historia, lo cual obliga a ver, de nuevo, una misma escena pero con un nuevo conocimiento u otro punto de vista diferente.
La historia no puede ser más atractiva e hipercolmada de intriga, tensión, persecuciones y acción.
Anna Poliatova, una excepcional espía rusa a la que prepara con esmero durante años la KGB, se convierte en una experta asesina de rivales políticos. A la vez que en un peligro para la misma institución. Pues, comienza a colaborar con la CIA. Y a ser una doble agente.
Al tiempo que guarda, bien adentro, el acendrado añejo anhelo de deshacerse de todo eso y vivir una vida más normal, más decente, digna, distinta. Ser libre.
La bellísima actriz y modelo rusa Sasha Luss encarna con fuerza -y un nivel de profesionalismo no típico para quien da sus primeros pasos en el cine- el personaje protagónico.
Acompañada por los excelentes actores ingleses Luk Evans y Cillian Murphy, el inolvidable actor principal de esa maravillosa serie de Netflix, Peaky Blinders.
Y por una, casi irreconocible, "mais toujour" fabulosa, su majestad Helen Mirren, en el papel de una jefaza rusa, mal hablada e "hija de puta".
Soberbia. Exquisita. Entretenimiento garantizado. Suspenso en bandeja.
IMPORTANTE NOTA TRISTE: No tengo link. No estoy a favor de la piratería y no tengo copia ninguna.
La vi porque, al parecer, tengo una conexión con el "más allá", que lo que busco, con mucha ansiedad, a veces, se me da.
¡Búsquela usted también! Que yo no tengo credencial o solapín en Internet, ni en ningún otro festival.
Ojalá esté en algún paquete en Cuba. O alguna de sus sucursales internacionales.
¡NO DEJE DE VERLA! ¡Está buenísima!
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