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En un sitio de Internet, cuyo link no recuerdo muy bien, encontré la suerte de disfrutar de esta película, sobre un ser tan iluminado, como quijotesco*, enigmático y legendario.
* En el sentido del ser que se deja llevar por y persigue a sus sueños.
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Y como de delirios de un inventor se trata, este filme -escrito, producido y dirigido por el norteamericano Michael Almereyda- asume, en un poquito más de hora y media, la misma filosofía creativa, ingeniosa, lúdica, rara que, por lo tanto, la hace distintiva, atrayente, única, peculiar, atípica.
No es solo una semblanza de Nikola Tesla -el inventor serbio-norteamericano, ingeniero eléctrico-mecánico y visionario futurista, que es muy conocido por sus relevantes contribuciones a la concepción moderna de la corriente alterna para el suministro de la energía eléctrica-, personaje del que se conoce bastante poco y del que se conservan escasas imágenes.
Demasiada oscuridad rodea a alguien que fue una luz, una lumbrera, un faro para todo el orbe.
Y al propio tiempo, es también una biografía, un acercamiento a su impronta. Pues, de manera fresca, ocurrente y con soplos innovadores, se consolida como un homenaje a la simpar figura científica. A la que el universo le debe muchos inventos y por ende, además, una cuota mayor de reconocimiento y notoriedad.
Como todo genio, falleció en la pobreza, luego de haber amasado fortunas.
Sus desavenencias y rivalidades con el inventor y negociante Thomas Alva Edison, para quien creó y trabajó por un tiempo; sus encuentros con la excelsa actriz francesa Sarah Bernhardt; su conexiones con Westinghouse, sus éxitos y sus fracasos, al no reconocerse muchas de sus patentes de invento, son visitadas durante el metraje.
Es un filme filmado mayoritariamente en estudio, con el uso de retro proyecciones y construcciones escenográficas que, apoyados por un sensible diseño de luces, le dan un aire entre místico, ilusorio y teatral.
La trama avanza sin aburrir, dentro de un guión que, pudiera ser aburrido, con tantos detalles técnico-físicos incomprensibles para un espectador común pero, de la manera en que se cuenta, resulta entretenidísimo, e instructivo.
Ethan Hawke asume el rol protagónico, moviéndose en una cuerda floja entre la falsedad y su natural manera de interpretar. Por momentos su maquillaje luce un poco subido de tono, a tono con la ficción que lo envuelve y por otros ratos, juega a interpretar en su más admirable estilo realista.
La irlandesa Eve Hewson le secunda con un rostro interesante y una elegancia particular.
Perspicaz, por momentos simpático y con un perfume peculiar, he de recomendarle este pasatiempo, con el que, también, espero aprenderá usted un poco más.
Confieso que, como detesté física, química y matemática en mis años de estudiante, nunca supe -cálculo dado por mi falta de interés- sobre la figura y obra de un personaje TAN importante y al que tanto le debe la existencia actual.
Linda película que se agradece apreciar. Ojalá usted la encuentre y la pueda disfrutar.
¡No se la pierda!
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