Está en Netflix.
Es una serie corta de ocho capítulos.
Cada uno, dirigido por un realizador diferente.
Mas, con las mismas premisas de creación. Me explico más adelante.
Ocho historias sobre secuestros en distintas partes del mundo.
- Una cárcel de máxima seguridad, en Lucasville, Ohio, donde los presos se amotinaron y tomaron como rehenes a unos carceleros, en 1993.
- El rapto a una de las ejecutivas de la Coca Cola, en Brasil.
- El vía crucis de un sencillo matrimonio inglés, capturado por piratas en Somalia, que exigían grandes sumas de dinero por su liberación.
- El largo peregrinar de una pareja de misioneros norteamericanos, aprehendidos por las guerrillas terroristas, en Filipinas.
- La dura retención de una pareja de trabajadores sociales ingleses, durante la guerra de Chechenia.
- La tristísima historia de una pareja de sudafricanos apresada y separada por Al Qaeda, en Yemen.
- La complicadísima situación vivida entre Israel y Palestina, en un encierro, con terroristas y el subsiguiente, hiper apertrechado, cerco establecido por el estado sionista, en la Iglesia de la Natividad, de la sagrada ciudad de Belén.
- Y la historia de cuatro mediadores pacifistas, un norteamericano, un inglés y dos canadienses, que son secuestrados y rescatados durante la guerra de Irak.
Toda la serie funciona como un efectivo antídoto a los efectos colaterales, o directos, de soportar estos confinamientos a los que ha obligado, una y otra vez, la pandemia.
Perder la libertad y el control para poder hacer, absolutamente TODO, es una desgracia innenarrable.
Además, por lo extensa de la zozobra experimentada.
Así que quedarse en casa, haciendo dentro de ella lo que a uno se le antoje y con la posibilidad de salir, cada vez que se quiera, o pueda, es muy diferente a dormir atado, sin derecho alguno y sin vislumbrar una luz de solución al conflicto por mucho rato.
Entretiene, a la par que angustia. Desordena un poco, descoloca.
Pero, reitero, quizás por lo opuesto, funciona como esperanzadora.
A uno le puede dar por pensar: ¡hay gente que la ha pasado requetemucho peor!
Gente normal, simple. No ningún político, o celebridad pudiente.
Incluso, se ha dado el caso, de personas que han perdido la vida a manos de aquellos a quienes ellos mismos defienden, o sea, que se ha asesinado a partidarios de una misma causa.
Y como es raro encontrar imágenes filmadas de esos cautiverios, por dentro; en todos los episodios, se recrea esa carencia - con más o menos efectividad y en algunos más que otros - con escenas de ficción, a veces desenfocadas, en otras ocasiones, recurriendo al uso de primeros planos, o encuadres más "artísticos", casi pictóricos. Pero, en otros momentos falla - sobre todo en el apartado final - al usar NO ACTORES, con ciertos parecidos físicos, que dan la cara abiertamente y eso choca, molesta y hasta contrasta, un poquito, por lo falso, fingido, o simulado; sobre todo ante una realidad TAN cruda, tan dolorosa y tan deprimente como aplastante.
Eso, se mezcla con materiales de archivo - principalmente, noticias de televisión - y entrevistas. Tanto a víctimas, como a negociadores.
Aunque, en algunos capítulos, incluso, también, cuentan sobre lo sucedido los captores. Lo que hace aún más interesante la propuesta, pues uno escucha la versión del otro lado.
Es una serie atractiva y no adicctiva.
Y uno puede salir de ella mirando al cielo de una manera diferente.
¡No se la pierda!
Ojalá alguno de esos casos, cuando fueron apresados, hubiese tenido, aunque solo fuese unas pocas horas al día, de esa libertad que usted, más o menos, padece, o disfruta, muchas veces y casi siempre, sin darse cuenta.
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