Anamely Ramos ha enviado un mensaje a los intelectuales que se han desmarcado de una agenda en la que participe el Movimiento San Isidro (MSI) y les ha advertido del “peligro” de convertirse en cómplices del gobierno si persisten en esa actitud.
Ramos considera que la actual situación de asedio hacia un grupo de personas debería generar al menos una empatía, y no “ciertas sutilezas” o frases como “el MSI a mí no me representa”, que manifiestan insensibilidad ante el dolor ajeno y falta de humanidad.
En una directa a través de Facebook, la historiadora del arte indicó que son varios los intelectuales que han dicho que “la agenda del MSI” no debe capitalizar posibles encuentros con funcionarios culturales cubanos, y es a partir de ese criterio que Ramos hizo algunas aclaraciones.
“Nosotros no tenemos ninguna agenda como tal política. Nosotros no somos un partido, nosotros sabemos lo que queremos para Cuba pero no tenemos una agenda política establecida, por tanto no queremos imponer ninguna agenda a nadie”, aclaró.
“El MSI es mucho más de lo que era antes de que nos acuarteláramos, el MSI ha inspirado a muchas más personas. Ahora mismo el MSI es como una especie de pulsión, es como una especie de impulso que nos lleva a luchar por eso que queremos para Cuba”, precisó.
Aclaró, igualmente, que lo sucedido en San Isidro fue un “grito” de ellos y desde sus cuerpos, pero que con ese gesto no querían representar a nadie ni suplantar a nadie. En relación con el 27N advierte que solo pidieron que lo sucedido allí no supusiera una “cortina de humo” ante la situación que en ese momento vivían algunos activistas como Luis Manuel Otero o Maykel "Osorbo" Castillo, que todavía estaban en huelga de hambre.
Cuando los intelectuales cubanos “comienzan a desmarcarse del grupo del cual participaron en un primer momento utilizando esos argumentos de que no quieren que la agenda del MSI los represente, indirectamente pueden estar siendo cómplices de una situación muy peligrosa”, insiste.
“Cuando todo un estado se nos viene encima con esas campañas difamatorias, utilizando todos los medios de alcance nacional y tú te posicionas fuera de eso, te desmarcas de eso diciendo esas cosas, te puedes convertir en cómplice de lo que el estado puede estar haciendo contra esas personas”, añadió.
Ramos dijo que no quiere que nadie se sienta parte sin serlo del MSI ni de ningún otro movimiento, pero advierte que en los intelectuales “pueden estar actuando por detrás muchos prejuicios y mucha ignorancia porque al final muchos de esos intelectuales no conocen al MSI".
Recordó, además, que “el poder, que siempre está buscando donde anclarse, puede usar ese tipo de criterios, puede usar ese tipo de divisiones para ir arriba de las personas que ellos consideran más amenazantes”, y en ese sentido advierte de caer “en posiciones extremas”.
Comentó que un grupo de personas -muchas ellas del 27N ciertamente- llevan muchos días bajo amenazas y asedio constante, y que no es el momento de sembrar divisiones y distancias.
Anamely Ramos opina que en general a la izquierda internacional le falta sensibilidad para empatizar con personas de signo ideológico contrario y añade que a menudo les falta también “espiritualidad”, porque con frecuencia se ve una “militancia que se obceca y no ve más allá de sus narices”.
La historiadora del arte opina que en estos momentos no hay justificación para desmarcarse de nada desde el punto de vista humano. Advierte, igualmente, del peligro de caer en “prejuicios discriminatorios” asociados a criterios vinculados con marginalidad y vulgaridad, asociados a miembros del MSI.
“¿Ustedes no saben de dónde sale esa vulgaridad ¿Por qué esas personas son vulgares? ¿Qué es lo que está detrás hasta cuando nos vamos a quedar con lo que se ve?¿Ustedes no son intelectuales de verdad? ¿Por qué no van a la raíz de los problemas?", pregunta.
Anamely Ramos llamó a los intelectuales que han dicho desmarcarse a tratar de entender la realidad que están viviendo y los invita a leer la gravedad de lo que está pasando".
"Dejen el egoísmo", “bájense de ese estrado intelectual a ver la realidad de la gente común de este país, dejen esas poses", y concluyó con una invitación a "una empatía que tiene que ir más allá de la política incluso, más allá de la ideología".
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