Anamely Ramos: "Viva o muerta, pero yo voy a entrar a Cuba"

Su punto, dijo la curadora y exprofesora universitaria, es el mismo que cuando se trata de la represión o las detenciones arbitrarias contra opositores y activistas por parte del gobierno de La Habana: “es ilegal que no me dejen entrar”.


Este artículo es de hace 3 años

La activista Anamely Ramos afirmó este jueves que, “viva o muerta”, ella entrará a Cuba cuando decida volver y que está “dispuesta a llegar hasta el final” en caso de que las autoridades pretendan impedirlo, como hicieron con la periodista independiente Karla Pérez.

En entrevista para el espacio Las mañanas de CiberCuba¸ Ramos —quien actualmente estudia un doctorado en México— comentó que “todo el mundo” le ha advertido que pudiera ocurrirle algo similar a lo de Pérez, y que en tal situación “ellos” —“el Poder”— la “van a tener que dejar entrar”: “Viva o muerta, pero yo voy a entrar a Cuba”, enfatizó.


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Su punto, dijo, es el mismo que cuando se trata de la represión o las detenciones arbitrarias contra opositores y activistas por parte del gobierno de La Habana: “Es ilegal que no me dejen entrar”.

Ellos saben que yo voy a hacer lo que sea, que cuando yo diga voy a entrar, porque es mi derecho, porque no tienen por qué no dejarme, no voy a entender de razones…”, sostuvo la curadora y exprofesora del Instituto Superior de Arte en Cuba.

Desde su perspectiva, no puede ser de otra manera: “Para mí esto es muy serio, porque además es tu propia vida. ¿Cómo no te vas a tomar en serio tu propia vida..? Y en Cuba está todo. Yo tengo hasta una casa que es mía…”

“Y vamos a ver quién puede más en este caso”, insistió. “Porque con lo que ellos sí no cuentan es con que tú estés dispuesta a llegar hasta el final con la razón que te asiste”.

“Es decir, ellos no cuentan, primero, con que tú sepas siquiera que te asiste una razón. Y después con lo que tú puedas hacer desde el punto de vista ético, y desde tu fuerza personal y tus convicciones, con esa razón que tú sabes que está de tu parte, ¿no?”, reflexionó una de las protagonistas del acuartelamiento en la sede del Movimiento San Isidro (MSI) en noviembre pasado.

Ramos señaló además que los representantes del Poder en la isla “están acostumbrados al juego y a la doble moral y a la simulación, y no cuentan con que uno no entra en esas cosas”.

No cuentan con ello, dijo, pero está convencida de que ya saben que Anamely Ramos es harina de otro costal: “En mi caso, ellos saben que yo voy a llegar hasta el final”.

Convertida en una de las principales voces del grupo asociado al MSI y, en general, del activismo en Cuba, Ramos aseguró más adelante que está tratando de ofrecer, desde la distancia, “todo el apoyo” posible, “incluso a nivel personal”, a los huelguistas de hambre de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU).

Sostuvo que sería “incapaz” de pedir a José Daniel Ferrer, líder de UNPACU, y el resto de los huelguistas —tras 20 días se mantienen 25 activistas— que depongan la protesta puesto que esas decisiones son “muy personales” y tienen que ver con “las experiencias tan duras” que han vivido, incluido “ese cerco [policial] que no cesa”.

Retomando por un instante los eventos de San Isidro, Anamely Ramos recordó que “a veces lo único que queda es eso, (…) el cuerpo”.

“Yo entiendo perfectamente que ellos no pueden morir; no pueden morir por un poder que no entiende absolutamente nada de nada”, dijo la joven activista. “Y por supuesto que yo quisiera también que ellos dejen la huelga, porque lo que más quiero en este caso es que no mueran… Pero yo…, por lo menos yo… yo no le digo a José Daniel que deje la huelga”.

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