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El mandatario Miguel Díaz-Canel amaneció este jueves en la barriada habanera de San Isidro, epicentro de las acciones civiles más importantes del 2020 en Cuba y núcleo inspirador del levantamiento popular del 11 de julio.
En una calculada estrategia política, el dirigente recorrió junto a Manuel Marrero, primer ministro, los alrededores de la sede del MSI, movimiento artístico que busca generar espacios democráticos en Cuba a partir del arte, protagonistas del acuartelamiento de noviembre de 2020 entre otras acciones civiles de los últimos 9 meses.
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Un grupo de hombres no uniformados escoltaron a ambos dirigentes durante el periplo. Aunque se encontraban vestidos de civil, pudieran tratarse de oficiales de la Seguridad del Estado, guardaespaldas o los denominados “factores de la comunidad”. Prescindir del uniforme que los identifica como oficiales del Ministerio del Interior (MININT) es un método populista frecuente del régimen cubano para pretender un supuesto respaldo popular, y generar la impresión de cercanía y contacto directo con la población.
Según asegura el medio estatal Cubadebate, el recorrido se realiza en vísperas del nacimiento de Fidel Castro y pretende monitorear la actividad comunitaria en el territorio.
Díaz-Canel se reunió con supuestos líderes comunitarios de la zona, dirigentes de base, formados y dirigidos por el propio gobierno, y debatió a puertas cerradas con ellos sobre los desafíos a enfrentar en las diferentes barriadas, así como la importancia de "incorporar a los pobladores a las iniciativas que desarrolle el Estado".
Además, se presentó en la escuela primaria Fabricio Ojeda, en el gimnasio de boxeo Rafael Trejo, en la ciudadela de la calle Cuba # 824, en el centro audiovisual Tomás Gutiérrez Alea, y en el centro cultural-literario Leonor Pérez de la barriada de San Isidro, en este último conversó con un grupo de niños acerca de la misión del lugar.
El trabajo comunitario con niños y adolescentes constituye una de las actividades que frecuentemente desarrollaba el coordinador del Movimiento San Isidro, Luis Manuel Otero Alcántara, actualmente detenido y a la espera de un proceso tras su participación en las manifestación del 11J.
San Isidro representa un centro de especial interés para el gobierno cubano ya que sus calles sirvieron como termómetro del descontento popular que luego derivó en protestas multitudinarias a lo largo y ancho de la isla.
En abril de este año, tres meses antes del estallido sin precedentes que significó el 11J, decenas de vecinos de la barriada se nuclearon alrededor de Damas 955, sede del MSI, para corear el himno disidente Patria y Vida, así como lanzar consignas contrarias al gobierno e insultos al presidente.
San Isidro, además, contiene una muestra significativa de ese sector que se lanzó mayoritariamente a las calles el pasado 11 de julio: población racializada, marginalizada y pobre en medio de la crisis económica, epidemiológica y biofarmacéutica más grande que ha padecido la isla en lo que va de siglo.
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