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El periodista independiente Waldo Fernández Cuenca, reportero en La Habana de Diario de Cuba, denunció este martes en su perfil personal de Facebook que fue detenido en el municipio Playa junto a su colega Mauricio Mendoza, luego de entrevistar a cinco madres que habían tomado un edificio vacío con sus hijos menores de edad.
“De no haber sido por la delación de una mujer mayor que “orgullosa” buscó a un agente del DTI para detenernos no habríamos terminado en un pestilente calabozo de la estación policial de Siboney en Playa”, narró Fernández Cuenca, quien ha sido víctima de represión en distintos momentos por hacer su trabajo, al igual que Mendoza.
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“En estas detenciones uno puede percibir cómo se mezclan el adoctrinamiento y el abuso a los límites que solo una dictadura despiadada puede ejecutar. También pude percibir como nuestra convicción de que hacíamos periodismo no nos amilanó en ningún momento. A nosotros no nos pasó nada en comparación con el calvario que viven a diario esas mujeres. Al menos a mí eso siempre me dio fuerzas en esas horas difíciles”, precisó el periodista.
El pasado 24 de julio Fernández Cuenca fue detenido en su vivienda por un agente de la Seguridad del Estado vestido de civil, por su posible implicación en las protestas antigubernamentales del 11 de julio. Su pareja Yanilys Sariego filmó la detención.
Gracias a esas imágenes y a la labor de activistas, luego el represor pudo ser identificado. Su nombre real es Carlos Ulloa, aunque se presentaba siempre como “agente Jonathan”, y también acosó y amenazó a los periodistas independientes Yoe García y Camila Acosta.
Por su parte, Mauricio Mendoza fue el periodista que recibió el manotazo del ministro de Cultura de Cuba, Alpidio Alonso, en las afueras de la institución que preside, el pasado 27 de enero, para impedir que filmara con su celular lo que acontecía o estaba a punto de acontecer en el lugar. Luego del altercado, las personas que estaban allí exigiendo el cese de la represión contra artistas y un diálogo con los funcionarios fueron detenidas violentamente.
Desde principios de 2020 la represión en Cuba contra cualquier tipo de disidencia se ha recrudecido y organizaciones defensoras de derechos humanos han empezado a hablar de una nueva Primavera Negra, en alusión a la de 2003. Sin embargo, después del 11 de julio la situación se ha vuelto incluso mucho más hostil.
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