La decisión de la aerolínea estadounidense American Airlines de no dejar abordar este miércoles su vuelo a Cuba a la profesora y curadora de arte Anamely Ramos provocó el rechazo y la denuncia de activistas cubanos, que ven en las políticas de la compañía una complicidad o docilidad hacia el régimen de la isla.
“Anamely Ramos González tiene un pasaje sacado para esta mañana con American Airlines y todos sus documentos requeridos para viajar en regla. Sin embargo, la aerolínea le ha comunicado que ellos obedecen los mandatos del régimen y no la dejan subir al avión. Eso está sucediendo ahora mismo en el Miami International Airport”, denunció el artista Tomás Castellanos Núñez en un post de Facebook.
El también productor, que -según relató- fue recibido hace 10 años en el mismo aeropuerto por un oficial de inmigración cubano con las palabras “ya estás en tierra de libertad, welcome to America”, se preguntó cómo es posible que una compañía estadounidense acate las políticas de un Estado represor y violatorio de los derechos humanos.
“¿Cómo pueden las aerolíneas de este país ser cómplices de ese proceso abusador y mezquino del destierro que tanto practica la dictadura cubana?”, inquirió Castellanos Núñez, indignado por el atropello de los derechos de la activista cubana, miembro del Movimiento San Isidro (MSI) y una de las críticas más lúcidas del régimen de La Habana.
Entre las múltiples reacciones, la de la periodista independiente Karla Pérez González, víctima de un destierro de Cuba perpetrado según el mismo procedimiento, mediante el cual las autoridades migratorias cubanas trasladan a las aerolíneas la función de reprimir a los activistas incómodos, negándoles la posibilidad de entrar en su país.
“Mismo modus operandi: Cuba 'envía mensaje' a la aerolínea American Airlines diciendo que Anamely Ramos González no puede entrar a su país. En este caso, la activista aún es residente cubana. Toda mi solidaridad con ella. ¡No más destierros!”, expresó la periodista en sus redes sociales.
También se manifestó en contra de este chantaje del régimen a una empresa estadounidense el editor del medio independiente YucaByte, Norges Rodríguez. “La compañía American Airlines llamó a la policía de Miami y esta le pidió a Anamely Ramos que abandone el área del Aeropuerto Internacional de Miami donde American Airlines hace ‘negocios’”, señaló.
“American Airlines, queremos declaraciones públicas sobre el incidente que tiene lugar ahora en el Aeropuerto de Miami, en relación con la negativa de retorno a Cuba a Anamely Ramos González, en uno de sus aviones”, exigió la activista Camila Rodríguez en sus redes.
“Están siendo cómplices de una violación de derechos humanos y constitucionales. Esta es otra estrategia de la Seguridad del Estado y la Cancillería de Cuba, con la anuencia del gobierno de Estados Unidos, para impedir que sean aún más fuertes los reclamos, dentro de Cuba, de libertad”, afirmó la activista.
“Una vez más son violados los derechos de los cubanos. Anamely Ramos González tiene derecho de regresar a Cuba cuando ella estime conveniente. Es cubana y Cuba nos pertenece a todos por igual. Basta Ya”, manifestó la también activista y curadora, Claudia Genlui Hidalgo, pareja del artista y líder del MSI, Luis Manuel Otero Alcántara, en prisión desde las históricas protestas del 11J en Cuba, declarado en huelga de hambre y con su salud muy deteriorada.
Anamely Ramos, profesora de Historia del Arte, curadora y activista del MSI, es una figura clave dentro del activismo por los derechos humanos y la democracia en Cuba. Poco antes de su viaje, anunció en redes sociales su decisión de retornar a Cuba, luego de más de un año de haber salido con destino a México para realizar un doctorado en Antropología en la Universidad Iberoamericana.
Huelguista de hambre durante el acuartelamiento del MSI, Ramos y el rapero Maykel “Osorbo” Castillo hicieron pública su relación sentimental poco antes de que la activista partiera hacia México. En mayo pasado, Osorbo fue detenido por la Seguridad del Estado y desde entonces se encuentra encarcelado, sin fecha de juicio y con un grave deterioro de su salud, por el que solo acepta ser tratado fuera de las instituciones penales del régimen.
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