La periodista italiana Ida Garberi, residente permanente en Cuba desde hace 20 años, perdió el derecho a comprar con la libreta de racionamiento, según le informó una funcionaria de la Oficina de Control y Distribución de Alimentos (OFICODA) de La Habana.
"En diciembre compré sin problema el módulo para los núcleos familiares, no pude alcanzar el detergente pero me explicaron que en el mes de enero, me darían los faltante. ¡Sorpresa! En la compra de enero, que como sea fue el sábado 4 de febrero, no estaba en el listado", explicó la italiana.
Hace más de una semana se dirigió a la OFICODA de la calle E, nº 461, entre 19 y 21, municipio Plaza de la Revolución, y le dijeron que los extranjeros no tenían derecho a la compra.
"Como si con 3,790 pesos mensuales pudiera comprar todo en el mercado negro", lamentó.
Tras reclamar sus derechos, la funcionaria de la OFICODA le dijo que el miércoles 8 de febrero estaría solucionado el problema.
"Nada estaba arreglado y además empezó el peloteo de los burócratas para despistarme. ¿Entonces? Voy a seguir, porque estoy acostumbrada a reclamar mis derechos y me insulta que algunos dirigentes cubanos sean tan xenófobos", concluyó.
Hasta el momento se desconoce si la denuncia en Facebook de la periodista de la agencia estatal Prensa Latina, colaboradora de Cubadebate y del Equipo de Servicios de Traductores e Intérpretes (ESTI) ha tenido algún resultado ha dado algún resultado; porque desde entonces no ha actualizado la situación en su perfil público.
El presidente de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), Ricardo Ronquillo Bello, escribió en uno de los comentarios: "Nos avergüenza este maltrato. Ayudaremos a resolverlo".
Posteriormente, el exagente de la contrainteligencia y periodista Manuel David Orrio compartió en su perfil de Facebook el testimonio de una vecina de La Habana que, al igual que otras familias, desapareció de las listas de la OFICODA durante las compras de enero de módulos de productos de primera necesidad.
"O las llamadas OFICODAS están trabajando pésimamente, o quien sepa un mínimo de Contabilidad sabe que tras este 'misterio' puede ocultarse un procedimiento para desviar recursos o robarlos, y al que no por gusto se le llama 'centrífuga', alegó el cubano, quien fuera uno de los agentes encubiertos que testificó contra los acusados del Grupo de los 75, en 2003.
En enero, el gobierno de la capital cubana anunció que sus OFICODA tomarían medidas más fuertes, para controlar a las personas que le venden, de manera racionada, productos de primera necesidad a través de las Tiendas Caribe.
Fallecidos, reclusos y personas fuera del país serían dados de baja automáticamente, para evitar que sus familiares continuaran adquiriendo alimentos y aseo en su nombre.
"Existían personas que tenían más de una libreta, fallecidos hace más de cinco años que aún figuraban como consumidores, otros casos que se habían ido del país", dijo a Cubadebate Yamilé Álvarez Trejo, jefa del departamento comercial de Tiendas Caribe.
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