El millón de turistas más caro del mundo

El tardocastrismo consiguió llegar al millón de turistas en medio de la Feria Internacional del ramo y especula con que cerrará el año con un total de tres millones de visitantes, pero no aclara que tiene el doble de habitaciones que hace 20 años, cuando ya conseguía idéntica cifra de viajeros.

En el período 2004-2007, durante la primera semana de la Feria Internacional de Turismo, se anunciaba el millón de turistas y, en noviembre, el segundo; como la Zafra de los diez millones en miniatura. Entonces, la planta hotelera era de 42 mil habitaciones; ahora Cuba tiene el doble de alojamientos, pero, ¡ay! siguen vacíos por culpa del bloqueo imperialista.

La suplantación de la realidad con entusiasmo obedece a la lógica militante del pan con na'; repicada por los activos componedores de batea que -cual necios- confunden valor y precio en una actividad ruinosa para Cuba, que el gobierno no reconoce ni rectifica por miedo a los gorilas bisneros de Gaesa que; un año más, volvieron a perder la emulación con el Caribe mexicano y República Dominicana; afectados por una plaga de sargazos, y con precios más altos, pero de bote en bote de mensajeros de la prosperidad.

García Granda -muchachón obediente y que aguanta como puede el derrumbe que le dejó Marrero; el peor enemigo del turismo en Cuba, ha entrado también en fase de ocurrencias y, hace poco, su ministerio dejó boquiabiertos a turoperadores europeos con una oferta sensacional: Llevar turistas a las 8 de la noche a Cayo Largo, pernocta y vuelta a las siete de la mañana. ¡Ilusionante y hasta barato!

Otros problemas crónicos que tiene el turismo en Cuba es su alto coste de producción; teniendo que importar desde combustibles hasta tomates y lechugas, la baja ocupación durante todo el año, incluso ya en temporada alta; pese a la bondad de sus playas y bajos precios, el reducido gasto extrahotelero de los viajeros y el paisaje triste y oscuro que los acecha fuera de la frontera entre el dólar dominante y el desvencijado peso cubano.

Cuando los cubanos descubran lo que les cuesta a sus costillas y carencias que un turista llegue a la isla, el 11J será una anécdota al lado del explote que habrá; nunca antes el patiñero fue mayor con un gobierno sin valor para mandar a callar al cabrón de Machado Ventura, apostando por la ceba de peces con boniato; cinismo que el cocinero español de recámara Machi y guarita debía aprovechar para inventar el casabe con espina y la biajaca dulce.

Pero no teman por el futuro del turismo en Cuba, que no existirá mientras haya comunismo de compadres. Salvo para el compañero Adalberto Venero; viceministro primero en labores de forrajeo en Italia, donde cuenta la resistencia creativa a ritmo de pastas sublimes mojadas en Chianti. Volverá a La Habana cantando ¡Vacilón, que rico vacilón!, pero sin turistas.

Y la combatiente Johana Tablada, matrioshka maltratadora de yumas, ante los que compareció con las aletas nasales expandidas; cual Tintorera apareándose, y soltó la guayaba semestral: En Cuba los hoteles son del pueblo; dicha con esa rudeza vocal del pugilato por otra embajada, que la aleje de la oscura OFICOLA y la aproxime al pan con bisté y las luminosas tiendas de todo por one dollar.