Despiden a dependienta de tienda MLC en La Habana por vender café más barato de manera ilegal

Mientras los habaneros pagan entre 21 y 26 MLC por un paquete de Café Serrano de un kilogramo de peso, la dependienta sancionada lo vendía en la tienda del Focsa a 14,40.

Café a la venta en Cuba Foto © Facebook / Pedro Lizardo Garcés Escalona

Este artículo es de hace 1 año

Una dependienta de una tienda MLC en La Habana fue despedida por vender paquetes de café molido de manera ilegal en su establecimiento y a un precio más barato que otras tiendas MLC pertenecientes a empresas estatales del régimen cubano.

Mientras los cubanos pagan entre 21 y 26 MLC por un paquete de café Serrano de un kilogramo de peso, la dependienta sancionada lo vendía en la tienda del FOCSA a 14,40 MLC, es decir, entre un 47 y un 34 por ciento más barato que en otras tiendas ubicadas en el Vedado habanero.

Captura de pantalla Facebook / Pedro Lizardo Garcés Escalona

Así lo explicó el presidente del Consejo Popular Rampa, Pedro Lizardo Garcés Escalona, en un post de Facebook donde se refirió al debate generado en el grupo ‘Gente de barrio’ en torno a los distintos precios del paquete de café en tiendas del estado cubano.

“Uno de los miembros del grupo es informado que en el FOCSA el mismo paquete tenía un valor de 14,40 MLC, por lo que fue a comprarlo allí y al momento del pago le comunican que no había conexión y que lo podía pagar por transferencia, a lo que accedió” relató el funcionario, reconociendo que muchas personas fueron a comprar allí el café, a pesar de no estar entre los productos en exhibición de la tienda.

Café Serrano en tiendas MLC

El asunto, según el connotado “servidor público” del régimen (muy activo en su enfrentamiento de delitos, ilegalidades e indisciplinas sociales), motivó una “investigación” del grupo de Facebook que llevó a sus ¿integrantes / administradores? a concluir que las diferencias de precios se debían a que “cada tienda pertenece a diferentes cadenas”.

“En el FOCSA nunca hubo existencia del producto; ahí fue introducido de forma ilegal por parte de una de las trabajadoras que, aunque lo estaba vendiendo más barato, estaba violando lo establecido. En el análisis con la trabajadora, quien reconoció el hecho, se determinó separarla definitivamente de la entidad”, precisó Garcés Escalona.

Tras relatar el episodio, el presidente del Consejo Popular Rampa recomendó no realizar “pagos por transferencia, ni por código QR en tiendas MLC” para evitar compras fraudulentas e ilegales, como las que presuntamente realizaba la dependienta expulsada de la tienda del FOCSA.

La mujer pagó las consecuencias de unas ventas ilegales que difícilmente se podían haber realizado en dicho establecimiento sin el conocimiento o participación de otros empleados o directivos envueltos en una trama mayor de corrupción.

Pero más allá del hecho puntual, Garcés Escalona dejó en el aire la hipótesis anterior y se concentró en exigir explicaciones al hecho de que “diferentes cadenas de la empresa estatal socialista tienen precios distintos”.

“¿Quién explica eso? ¿Serán precios especulativos en algunos lugares? ¿Quiénes se benefician con estas ‘incongruencias’? ¿Serán distintas también las fichas de costo en las diferentes cadenas?”, preguntó el presidente del Consejo Popular Rampa.

Debido a su alta exposición mediática, es muy probable que las preguntas de Garcés Escalona tengan respuesta por parte de responsables de las entidades, empresas y ministerios implicados en la política de precios del Estado cubano. Y casi seguro negarán la existencia de “precios especulativos”, y justificarán las diferencias por diversos motivos.

Lo que difícilmente puedan explicar es por qué el café que se produce en Cuba (paquete de 1 kg “genuino de montaña”), alcanza unos precios que equivalen al doble y hasta el triple del salario mínimo de los trabajadores cubanos.

Y más difícil aún es que lo puedan justificar cuando el kilogramo de café molido en España (país importador de este producto), por ejemplo, abarca una horquilla de precios que va desde los 5 hasta los 24 euros, siendo el salario mínimo en ese país de 1,080 euros.

Mientras un trabajador de Cuba (país productor), necesita dos o tres salarios mínimos íntegros para tomar 142 tazas de café, un trabajador español solo necesita destinar entre el 0,46 y el 2,22 por ciento de su salario para ingerir la misma cantidad de café. Es inexplicable.

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