Un lector de CiberCuba envió a esta redacción las fotos de rollos de papel sanitario que se vende en Cuba en las tiendas en moneda libremente convertible (MLC).
Las imágenes corresponden a dos paquetes diferentes de la marca Prosa, que según el envoltorio es "de lujo".
En uno de ellos, el rollo está abierto y el papel extendido se ve que está ripiado, hecho tiras y con huecos.
El segundo es una especie de papel gigante, sin las divisiones correspondientes y doblado al bulto. Según precisó el autor de las fotografías, el trozo de papel gigante se desprendió solo del rollo.
Como si no bastara la nula calidad del producto, el paquete de apenas cuatro rollos tiene un precio de 2.60 MLC, por lo que cada uno cuesta 65 centavos MLC. Unas cifras exorbitantes en un país donde el salario mínimo es de 2,100 pesos (CUP) y las pensiones oscilan entre los 1,528 y 1733 CUP.
Este papel lo elabora la Empresa de Productos Sanitarios (Prosa) en la única fabrica productora de papel higiénico en Cuba, radicada en Cárdenas, Matanzas.
En marzo pasado, un italiano que renta una casa para turistas se asombró del precio que ha llegado a alcanzar este artículo en Cuba.
"¿Vas a pasar todas las vacaciones con un rollo? ¿Qué haces, no comes para no ir al baño? Imagina si te da diarrea... ¡Estás arruinado!", cuestionó Enrico Frasca al tener que desembolsar los 2.60 MLC por un paquete.
En la publicación, otro italiano describió que en su país, él compra el papel higiénico de cuatro capas por 99 centavos.
En febrero pasado, la Empresa Prosa anunció que solo producirá para el turismo, debido a la falta de materia prima y de financiamiento para adquirir en el extranjero la que se necesita.
Según Manolo González García, gerente general de la entidad, solo consiguieron materia prima suficiente para el llamado papel "lujo", con vistas a cubrir durante el primer trimestre de 2023 las necesidades del turismo, "su más importante cliente", y distribuir pequeñas cantidades para su venta en moneda libremente convertible (MLC).
La escasez de papel sanitario continúa obligando a los cubanos a usar papel periódico u otros en sus hábitos higiénicos, o a comprarlo -los que lo encuentren y puedan pagarlo- a precios exorbitantes en el mercado negro.
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