Las autoridades de La Habana Vieja multaron a un carretillero por vender productos de mala calidad.
Una información del semanario Tribuna reporta el hecho, y lo incluye dentro del enfrentamiento del gobierno a las acciones que "laceran la sensibilidad de los clientes".
Según la nota, en el punto de venta ubicado en la intersección de las calles Cuarteles y Cuba, se detectó a un trabajador por cuenta propia en la actividad de carretillero, que ofertaba mangos y maíz con una pésima calidad.
Por ello, se le aplicó el Decreto 30 Artículo 7 inciso b, y los inspectores le impusieron como sanción una multa de 8,000 pesos y la obligación de cesar la venta de inmediato.
Fueron publicadas las fotos de los mangos y las mazorcas de maíz que vendía el comerciante, y que efectivamente no estaban aptos para el consumo.
Mientras el régimen sanciona severamente a los privados, proliferan denuncias de ventas de alimentos en mal estado en entidades estatales, donde muchas veces no se cumplen las reglas elementales de higiene y manipulación.
La semana pasada, ciudadanos de Baracoa denunciaron la venta de una jamonada con gusanos en una bodega, como parte de la canasta básica.
"No es fácil, con tanta hambre que hay y pasa esto. Pienso que para estar así en esa situación es que lleva varios días de producción y ahora es que la están distribuyendo a la población", cuestionó la compradora, que difundió fotos que en las que se veían los gusanos en la superficie del embutido.
En julio, residentes en Camagüey se quejaron de la mala calidad del azúcar que les vendieron en la bodega.
"Gorda, húmeda y hasta con un poco de mal olor nos vendieron la azúcar. A ningún dirigente de esta provincia le importa nada, si ellos tienen de la refinada y blanca", expresó una residente en el reparto La Caridad.
"No reúne las condiciones higiénicas y de calidad (...) Tiene un color negro, con un olor muy desagradable, parece los desperdicios de los centrales", detalló otro.
En diciembre pasado, una mujer compró carne de cerdo en mal estado durante una venta de alimentos por fin de año y perdió su dinero, sin tener a quien reclamar.
"Con el inmenso sacrificio que tuvimos que hacer los cubanos para comprar la dichosa carne que vendió el Estado, y cuando la vamos a preparar para mañana está podrida por dentro", lamentó Odalis Rigñack.
Odalis le reclamó al carnicero y este respondió que vendió la carne congelada, tal y como se la entregaron.
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