La cubana Edelvis Reina Fonseca del Toro, madre de una niña de ocho años, denunció que las autoridades amenazan con desalojarla y demoler la pequeña casita rústica que construyó con su propio esfuerzo, en el municipio San Miguel del Padrón, en La Habana.
Fonseca, de 51 años, edificó un cuarto con madera y planchas de zinc, hace alrededor de dos meses, en el reparto Las Yaguas, en el barrio Cuncuní, donde reside con su hija, reportó el diario CubaNet.
Funcionarios de la Dirección Municipal de Planificación Física de San Miguel del Padrón las han conminado reiteradamente a que abandonen el lugar y amenazan con desalojarlas si no se van.
“Yo no le he quitado nada a nadie. Esto era un basurero, que yo limpié con mi esfuerzo”, sostiene la madre cubana. “Hice mi casita y aquí estoy con mi hija, porque no tengo dónde estar y para abajo de un puente no me voy a ir”.
“Salí de Oriente buscando una mejor vida para mi hija y para mí, porque en Oriente no hay vida”, afirmó. “Allí los niños están estudiando prácticamente por gusto porque, por lo menos donde yo vivía, no hay trabajo para nadie”.
La mujer llegó a La Habana procedente de Contramaestre, provincia de Santiago de Cuba, y se alquiló en una vivienda en la capital, hasta que la dueña le exigió que abandonara el inmueble. Entonces, Fonseca se vio obligada a buscar dónde vivir.
“Cogí el dinerito que tenía guardado, compré tejas de zinc y las tablas e hice este ranchito para poder vivir”, contó a CubaNet. “Pero al mes y pico o dos empezaron a visitarme los inspectores para decirme que tenía que salir de aquí, que me darían una semana para que saliera y que, si no lo hacía, entonces me iban a poner una multa”.
Como no abandonó el lugar, los inspectores regresaron a su domicilio. “Volvieron para amenazarme de que me iban a tumbar mi casita. Les expliqué que sólo somos mi hija y yo, que por desgracia no tenemos para dónde ir, que si tuviera me hubiese ido hace rato”, denunció.
Según su testimonio, estuvo en Planificación Física y los funcionarios le informaron que ella misma tenía que desbaratar su casa e irse del lugar.
Fonseca cuestionó la actuación de las autoridades gubernamentales, que justifican su desalojo con el pretexto de que el terreno es propiedad del Estado, pero cuando era un vertedero, antes de ella mudarse allí, “nadie se preocupaba por este trozo de tierra”.
Afligida y a la vez resuelta a no ser desalojada, dijo al reportero: “Estoy que no duermo, no como, porque no es fácil vivir bajo amenaza. Sé que en cualquier momento pueden llegar y va a haber un problema, porque no voy a dejar que nadie toque una tabla de mi casa ni me tumbe mi techo”.
La madre cubana cuestionó al régimen cubano que en su propaganda política hace gala de priorizar el bienestar infantil, mientras los hechos demuestran otra realidad.
“¡¿Qué los niños son prioridad?! No. Si a mí me quieren sacar de aquí con una niña, y en vez de ayudarme lo que me están es hundiendo”, lamentó. “¿Qué ellos están haciendo con esto? Acabándome de destruir”.
“¿Dónde yo voy a meter a esa niña? ¿La voy a llevar debajo de un puente a vivir conmigo? Yo no puedo hacer eso”, expresó la mujer entre lágrimas. “Yo al Estado aquí no lo molesto para nada, no le quito nada”.
Fonseca enfrenta la misma desesperante situación que otras madres cubanas, amenazadas con un inminente desalojo por parte de las autoridades del gobierno, por ocupar locales estatales o haber construido sus viviendas en terrenos propiedad del Estado.
Otras han sido desalojadas con sus hijos y llevadas a sus provincias de origen, de donde emigraron a la capital cubana en busca de una mejor vida.
Desde 2020, el régimen cubano hizo saber que emprendería una cruzada en contra de las construcciones ilegales en Cuba, conocidas como “llega y pon”.
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