La muerte del soldado cubano Leandro Muñoz Zamora, que se tiró de una guagua militar en marcha el pasado miércoles 12 de junio, "se pudo haber evitado". Así de contundente se muestran personas del entorno del joven de 20 años, natural de Santa Clara, que falleció en el acto, poco después de hablar con su novia y comentarle lo que ya tenía decidido hacer.
"Yo creo que él no lo hizo para matarse, pero bueno... Estamos todos destrozados. Se pudo haber evitado esto y lo que está sucediendo hoy por hoy en la Unidad Militar Hilario Quemado, de Villa Clara. Ahí están acabando con los niños. Están acabando con la juventud de Cuba. Los niños están siendo maltratados. Eso es como una cárcel", dice una persona del círculo del fallecido, con la voz entrecortada por el llanto.
El joven subió llorando al ómnibus que lo iba a trasladar desde Santa Clara hasta Matanzas para trabajar seis meses en la construcción, con un sueldo de 7.000 pesos (20 dólares al mes) como parte del Servicio Militar Obligatorio. Hasta el punto de recogida se acercó su mamá en una motorina, a despedirlo, según cuenta un testigo de los hechos, que viajaba en la guagua, cuando se cayó un maletín al suelo; alguien hizo el amago de recogerlo y sin dar tiempo a nada, Leandro Muñoz Zamora "cogió impulso" y se lanzó por la ventanilla "de cabeza". A la velocidad que iba el autobús, el impacto en el asfalto fue mortal.
El chofer fue el primero en bajar de la guagua y acercarse a la víctima. Estaba tendida en el suelo. Le tomó el pulso y ya había fallecido "instantáneo". "Todos suponemos que fue porque lo mandaron lejos de su casa. Nos llevaban obligados y nos habían dicho "con mayúsculas" que los pases iban a ser de 15 días cada seis meses. Antes de eso estábamos trabajando en Tabacuba (Grupo Empresarial Tabaco de Cuba)", comenta el testigo de lo ocurrido, que reitera que "el muchacho tenía papeles y así mismo se lo llevaron".
Cuando la madre llegó al lugar donde su hijo se había suicidado aquello fue "una pesadilla". "Se tiró al sueldo junto a él y decía que estaba dormido. Todos nos quedamos en shock y ahora estamos a la espera de ver qué hacen con nosotros. Todos tenemos problemas familiares".
Este testigo también cree que la muerte de Leandro Muñoz se habría podido evitar "si el Servicio no hubiera sido obligatorio. No sólo esa tragedia sino todas las que han pasado".
En el ómnibus, añade el testigo, viajaban 13 personas. Entre ellas, el chofer, tres mujeres y un grupo de soldados, que se bajaron tras la tragedia. Todos estaban conmocionados por lo ocurrido. De hecho, se suspendió el traslado a Matanzas y ahora los afectados esperan en sus casas a que les digan qué pasará con ellos.
Desde el entorno del fallecido aseguran que él "tenía papeles", en referencia a certificados médicos que justificaban que, por motivos psicológicos, Leandro Muñoz no estaba en condiciones de incorporarse al Servicio. Aún así, ignorando esta situación, fue llamado a filas.
"Él tenía ataques de pánico. Tenía miedo siempre a estar solo. Tenía problemas y papeles del psicólogo y cuando los presentaron no les hicieron caso. Él se subió a la guagua y su mamá dice que cuando lo despidió, él empezó a llorar. Ella pensó que era por esa nostalgia que le da a los niños cuando se separan de su mamá por primera vez. No habían transcurrido 15 minutos cuando la llamaron y le dijeron que se había tirado de la guagua en marcha, que iba a 100 km/h, en el kilómetro 254. Ahí sucedieron los hechos".
"Estuvo muy mal por la parte de los militares porque la guagua no iba con ningún responsable que protegiera a los niños. Se supone que tenían que ir tres militares vigilando a esos niños que iban de traslado para Matanzas y no había nadie. Había un total descuido. Eso estuvo muy feo", añade una persona allegada a la familia.
Pese a que todos los que viajaban en el ómnibus habían pasado la "previa" juntos, muchos no recordaban haber visto antes al fallecido. Era discreto y no llamaba la atención. Tampoco se metían con él. Pasaba desapercibido.
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