Un joven español que tiene un negocio de venta de frutas en Madrid ha empezado a comercializar mamoncillos en su local, después un gran esfuerzo para conseguirlos.
El Frutero Tiktokero, como se hace llamar en su cuenta de TikTok, compartió un video en el que muestra los racimos de pequeñas frutas. El joven confesó que no la conocía, pero se decidió a comprarla para complacer a muchos de sus clientes que se lo pidieron.
"Me ha costado la vida conseguirlo, no dejan pasar este producto a Europa y por fin lo tenemos aquí. Mirad esta maravilla", dijo antes de probarlo y saborear su dulzura.
Cientos de internautas de Latinoamérica que viven en España comentaron que extrañan esa pequeña fruta que abunda en sus países y preguntaron en que otra ciudad, además de Madrid, se puede encontrar.
El Frutero Tiktokero suele compartir videos donde presume ante sus seguidores de las frutas que oferta, muchas de ellas consideradas exóticas para los europeos.
En una ocasión intentó picar una guanábana, pero su padre no lo dejó porque le dijo que era muy cara.
Otro día comió por primera vez un mamey, un producto que "le costó una barbaridad encontrar", según dijo.
"Está dulcecito, una textura a la papaya, pero con un sabor muchísimo más intenso, y súper agradable, muy jugoso. Buen descubrimiento, familia", expresó en un video.
En septiembre pasado, un español que viajó de turismo a Cuba se quedó sorprendido al conocer los mamoncillos.
"¡Yo esto no lo había visto en mi vida!", confesó Jesús Sánchez (@jesusansal) en un video compartido en su cuenta de TikTok.
Jesús relató que fue a la playa y toda la arena estaba llena de las cascarillas, y más tarde compró un racimo en la calle por 100 pesos. Tras quitarle la cáscara a uno y probarlo, reconoció que estaba muy bueno, aunque le molestó el "enorme" hueso.
Cientos de cubanos comentaron en la publicación, muchos se sintieron indignados de ver que unos cuantos mamoncillos cuesten 100 pesos, un precio inaccesible para la mayoría y una muestra de la inflación que sufre el país.
El mamoncillo es una fruta tropical que cada vez escasea más en los mercados cubanos.
Al igual que el tamarindo, la almendra (cubana), la guanábana o el anón, prácticamente solo se puede comer si algún familiar o amigo conserva una buena mata en el campo. Cuando llega a la ciudad, tiene precios bastante altos.
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