El gobierno cubano ha comenzado a implementar un nuevo esquema de pago de salarios para determinadas empresas extranjeras y mixtas.
Las compañías abonan por concepto de sueldos la mitad de lo que pagaban anteriormente, pero las divisas son convertidas a moneda nacional a una tasa cinco veces superior a la vigente para personas jurídicas.
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La medida contempla el uso de una tasa de 120 pesos cubanos (CUP) por dólar estadounidense (USD), en lugar del tipo oficial establecido para entidades jurídicas, que se mantiene en 24 CUP por USD.
La información -dada a conocer este lunes en exclusivo por la agencia EFE- precisa que la medida ha sido aplicada desde este mes de marzo.
La información fue corroborada por tres fuentes directamente vinculadas a la reforma, quienes solicitaron el anonimato.
¿Quiénes se benefician del nuevo sistema de pago de sueldos en Cuba?
Este nuevo tipo de cambio rige de momento solo para el pago de nóminas locales en algunas empresas productivas con inversión extranjera asentadas en la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM), ubicada a unos 45 kilómetros al oeste de La Habana y diseñada como un enclave económico con condiciones especiales para atraer capital foráneo.
Las primeras beneficiadas son las propias empresas implicadas, que logran reducir de inmediato un 50 % de sus costes laborales sin necesidad de recortar personal, lo que incrementa su competitividad y les permite ofrecer mejores incentivos para retener talento en medio del actual éxodo migratorio.
Muchas de estas compañías extranjeras habían manifestado al Gobierno cubano, durante los últimos años, las dificultades que enfrentaban al operar con el tipo de cambio oficial para personas jurídicas, alejado de la realidad económica del país.
En contraste, el cambio informal ya supera los 350 CUP por dólar.
Esta disparidad encarecía significativamente sus operaciones -alimentadas por divisas extranjeras- y afectaba su eficiencia, rentabilidad y competitividad en la isla.
Los trabajadores se ven favorecidos por la medida: sus salarios en pesos cubanos se multiplican por 2,5 (un aumento del 150 %), lo que mejora sustancialmente su capacidad para hacer frente a la irrefrenable inflación en Cuba.
Tras la reforma monetaria de 2021, conocida como la Tarea Ordenamiento, los precios en el mercado formal cubano se han triplicado, según datos de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI).
Inversión extranjera y producción nacional
El objetivo declarado de esta medida es estimular la inversión extranjera y, con ello, la entrada de divisas al país, además de impulsar la producción nacional.
Cuba, inmersa en una crisis económica desde hace más de cinco años, importa actualmente el 80 % de lo que consume, de acuerdo con cifras de la Organización Naciones Unidas (ONU):
Por ahora, esta tasa de cambio no se extenderá a otras empresas extranjeras o mixtas fuera de la ZEDM, lo que plantea dudas sobre la equidad en las condiciones de operación dentro del país.
Una eventual generalización del nuevo tipo de cambio podría disparar aún más la inflación y reduciría los ingresos del Estado, que cobra una comisión por cada contrato gestionado a través de las agencias empleadoras, intermediarias obligatorias para las empresas extranjeras en Cuba.
El mercado de divisas es uno de los problemas estructurales más serios de la economía cubana. Las tasas de cambio paralelas, la coexistencia de dos monedas nacionales y un creciente proceso de dolarización han contribuido a la consolidación de un mercado cambiario informal dinámico.
Este, junto a la inflación, ha deteriorado el poder adquisitivo de la población y agravado la falta de liquidez en el sistema bancario nacional, de carácter eminentemente estatal.
La aplicación de esta medida se produce tres meses después de que el primer ministro, Manuel Marrero, anunciara en el Parlamento una serie de reformas en el mercado cambiario oficial, caracterizado por su segmentación artificial, tipos de cambio sin sustento económico y su desventaja frente al mercado informal.
En ese contexto, el gobierno expresó su intención de avanzar hacia una tasa flotante que varíe a diario, algo que todavía no ha puesto en práctica.
Hasta el cierre de esta nota, el gobierno cubano no ha hecho público el nuevo esquema salarial para empleados de empresas extranjeras y mixtas en el país.
La agencia EFE indicó que intentó contactar con las autoridades para obtener una declaración oficial, pero no recibió respuesta.
Convivir con la dolarización parcial de la economía
En días recientes, Miguel Díaz-Canel reconoció que Cuba deberá “convivir con la dolarización parcial” de su economía, al tiempo que anunció que se trabajaba en una nueva revisión de la política monetaria, ante el profundo deterioro del sistema financiero y el descontrol inflacionario que afecta a la población.
“Tenemos que seguir trabajando en medio de todas estas situaciones y de todas las distorsiones que nos creó también la implementación del ordenamiento, en buscar una unificación cambiaria flexible y más real que lo que hoy podamos tener”, declaró el gobernante durante una reunión con directivos del sistema bancario nacional, transmitida por Canal Caribe.
El jefe del régimen cubano defendió la dolarización parcial como una realidad que debe ser asumida, señalando incluso que puede convertirse en un incentivo si se canaliza correctamente desde el sistema financiero.
“Buscar acciones que nos permitan controlar la inflación, cómo convivir con la dolarización parcial y que realmente la dolarización parcial de la economía estimule el ingreso de divisas”, expresó.
Díaz-Canel también hizo referencia a otros retos pendientes del sistema: “Cómo estimular desde la actividad bancaria y financiera la producción nacional, cómo lograr coordinar toda la política monetaria con las políticas fiscales y las políticas sociales, porque aquí estamos en un proceso de construcción socialista”, dijo, justificando así el papel central del Estado en todas las decisiones económicas.
El mandatario cerró su intervención reiterando la necesidad de modernizar la banca y avanzar en la digitalización y bancarización, aunque evitó ofrecer medidas concretas para resolver la escasez de efectivo, el colapso de los cajeros automáticos, o el rechazo generalizado a los pagos electrónicos.
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