En Baracoa, el creador de contenidos Aníbal Ferrand mostró en un video la venta de uno de los productos más singulares y sabrosos del oriente cubano: el Tetí del río Toa.
Este diminuto pez, transparente y de apenas dos centímetros de largo, llega en cardúmenes apretados desde mar abierto hasta la bahía, guiado por la corriente dulce del río.
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El tetí es endémico y no se pesca con redes, sino con finas mallas o sábanas que permiten atrapar estos pececillos sin dañarlos. Su captura es una tradición cultural en Baracoa, y su comercialización ocurre a primeras horas del día, usando como medida una lata de leche condensada.
En la cocina cubana, el tetí se prepara de forma sencilla: con sal, limón y frito en aceite caliente por cinco minutos, sin remover, para que no se deshaga.
También sabe ser protagonista en recetas más elaboradas, como frituras, enchilado, con mojo criollo, con leche de coco o seco con limón y picante.
Este manjar delicado y exclusivo de Baracoa es una joya de la gastronomía de Cuba que seduce por su textura, sabor intenso y tradición de pesca artesanal. Un bocado que vale la pena madrugar para conseguir, pero que muy pocos cubanos han tenido la dicha de probar.
Preguntas frecuentes sobre el Tetí del río Toa y su importancia en la gastronomía cubana
¿Qué es el Tetí del río Toa y por qué es tan especial?
El Tetí es un diminuto pez endémico del oriente cubano, especialmente de Baracoa, conocido por su sabor intenso y su pesca tradicional con finas mallas. Su exclusividad y la manera artesanal de capturarlo lo convierten en una joya gastronómica de la región.
¿Cómo se prepara el Tetí en la cocina cubana?
El Tetí se prepara de forma sencilla: se fríe con sal y limón en aceite caliente durante cinco minutos, sin remover para que no se deshaga. También puede ser el protagonista en recetas más elaboradas como frituras, enchilado, con mojo criollo, o acompañado de leche de coco.
¿Por qué la captura del Tetí es una tradición cultural en Baracoa?
La captura del Tetí es un ritual que se realiza al amanecer, utilizando técnicas específicas para no dañar los peces. Esta práctica ha pasado de generación en generación, formando parte del patrimonio cultural de Baracoa y contribuyendo a la identidad culinaria del oriente cubano.
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