Raúl Castro pronunció este jueves, ante la Asamblea Nacional de Cuba, su último discurso ante los diputados presentes en el Palacio de las Convenciones. En poco más de hora y media, Castro repasó no solo la trayectoria del ahora nuevo presidente del país, Miguel Díaz-Canel sino que abordó diversos asuntos relativos a su período al frente de los destinos de Cuba.
Entre otros asuntos, reconoció que siempre pensó que "a estas alturas" se habría "avanzado más" en la aplicación de las reformas que su Gobierno impulsó.
Pensábamos que a estas alturas habríamos avanzado más, que ya tendríamos, si no resueltos los problemas, bien organizado todo, bien planificado y en proceso de ejecución, con diferentes grados de desarrollo", afirmó.
Entre los avances de futuro, la intención de continuar impulsando el sector privado y la ampliación de la modalidad de "trabajo por cuenta propia"; el principal reto: eliminar la dualidad monetaria, tal vez uno de los más complejos problemas que ha enfrentado la economía cubana en las últimas décadas.
Entre las dificultades, Raúl Castro mencionó las demoras en la "reforma salarial y de pensiones, así como la supresión de gratuidades indebidas y subsidios generalizados a productos y servicios, en lugar de a las personas sin otro sostén".
Raúl Castro avisó que ante los problemas económicos "no queda otra alternativa que planificar bien y con base segura. Ahorrar y suprimir todo gasto no imprescindible".
También reconoció atrasos en la reforma de la Constitución, que comenzará en el próximo mes de julio.
En lo relativo a los derechos humanos, precisó que Cuba no tiene que recibir "lecciones de nadie y mucho menos del Gobierno de Estados Unidos" en esa materia, y precisó que "todo intento de manipular" y calumniar a la Isla, fracasará.
Durante su discurso de despedida de más de una hora, el ya ex presidente aludió en varias ocasiones a Washington. Dijo que Trump "ha ocurrido un deliberado retroceso en las relaciones y prevalece un tono agresivo y amenazador” en sus procedimientos.
En lo relativo a los presuntos ataques acústicos, lamentó que frente al "sentimiento mayoritario" de apoyo a la mejora de las relaciones por parte de los estadounidenses y emigrantes cubanos en ese país, "los individuos y grupos que hoy parecen tener más influencia" sobre Trump en Estados Unidos, y "son partidarios de una política agresiva y hostil contra Cuba".
Raúl Castro aludió también al "perjuicio para miles de cubanos" y al "impacto" que tiene sobre los compromisos migratorios bilaterales el hecho de que ahora EE.UU ya no emita visados desde La Habana.
Tras bromear con el hecho de haber llegado a la última página del discurso, solo precisó que asistirá al desfile del 1ro. de Mayo acompañando al actual presidente y culminó con un "Ya, ya acabé, presidente, cumplí sus instrucciones", dirigiéndose a un sonriente Miguel Díaz-Canel.
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