La joven YouTuber cubana Katy BeLa salió de paseo con una amiga por el Centro Comercial Comodoro, en La Habana, para mostrarle a sus seguidores los elevados precios de las ropas en la Isla.
"La ropa huele a guardado del tiempo que lleva en los almacenes", comenta una de las jóvenes.
"Está todo carísimo, feo y de muy mala calidad", agrega la otra.
Ambas entraron a varias de las tiendas del lugar, uno de los más caros de la capital, y compartieron alarmadas los modelos y precios de los vestidos.
El Estado cubano, que recientemente topó los precios a los cuentapropistas, vende los productos de primera necesidad a cifras exorbitantes.
Es habitual encontrar en las redes sociales las denuncias de cubanos no solo por la escasez, sino por los precios de los que se ofertan.
En el caso de los textiles, además de ser de muy mala calidad, son caros. Las llamadas mulas, personas que viajan al extranjero para comprar y revender mercancías en Cuba, vinieron a diversificar un poco esa realidad.
No obstante, el auge de estos negocios ha ido mermando tras la cruzada del Gobierno para limitar la entrada de productos a la Isla.
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